domingo, 25 de febrero de 2018

Viajar «alone»

Tengo sueño. Las aventuras hay que salir a buscarlas. Mientras Ro se baña, yo me iría a casa a dormir.

Propuse salir. Pero la modorra me gana. ¿Dónde conocer el amor? ¿Cómo encontrarlo?

Parece que en un par de semanas tendré que viajar sola. ¿Y si aprendo a hacer algo distinto? Sé que no me gusta estar sola, es todo un desafío. No sé muy bien qué hacer. Aunque sé que debo ir...pero estar en el mar y no quedarme un par de días con lo que adoro ese paisaje, es desaprovechar tanto viaje.

Veremos, veremos... dijo un ciego... mmmm

sábado, 17 de febrero de 2018

Extraña coincidencia

Podía quedarme recostada en el mar de tus ojos o  seguir estudiando tus pequeñas orejas. Desde ahí, girando mi cabeza a la izquierda, apreciaba las hojas verdes del árbol que nos espía desde la ventana. Parece que quisiera enterarse de qué se trata toda esa charla que me das, y a la que me acoplo con naturalidad. No me cuesta nada, es tan fácil hablar con vos, como esos amantes del surf, que se deleitan sobre las olas de Mar del Plata. Lo que no es común es estar ahí, mientras tomás mi boca y hacés de ella lo que te place. Me has contado prácticamente todo de tu vida y no es poco.

Me decís que te avise cuando vuelva y que lo haga lo más pronto posible. Y mientras me contás de tus hijas, de tu deporte favorito, de tus escapadas mañaneras al mar, de los hermosos días de verano, me decís que la serenata es corta y que hay que pasarla lo mejor posible. Si la serenata es corta, ya has empezado a tocar, porque en un momento sentí que todo este verso, tiene un objetivo, y por fín me sentí presa y vos mi cazador.

No sé si estoy soñando demasiado o si hace tanto que alguien no me atrae como vos, que quiero quedarme a charlar eternamente mientras tomás mis labios y los acomodás a tu antojo.
Otra vez zafé pero me advertís que la próxima no me salvo. Esta vez porque te dije muy segura que no me duele, que yo me la banco, y eso te causó gracia pisciano, a punto de cumplir cincuenta.

Entre toda esta marea que va y viene, como esa espuma que rompe en la orilla, hay algunas palabras tuyas que me quedaron dando vuelta, como esos caracoles que evitás pisar pero que alguno te termina pinchando... Por ejemplo, dijiste: «senti miedo cuando me fui a vivir solo, a pesar de que lo que más quería, era independizarme y estudiar»; «mi señora»; «fue fuerte cuando mi hija mayor se fue a vivir sola»; <esos grupos de amigos, muy puros, sin egos>; «los piscianos somos soñadores», etc. Parecían trozos de rompecabezas que yo pretendía analizar para ver qué pista podía encontrar. Y en esas conjeturas locas de Sherlock Holmes, pensé: «Tiene miedo de irse a vivir solo, de dejar a su señora, a pesar de que lo desea».

Por la noche fui a ver «Plaza Suite» al teatro, y mientras todos los galanes desplegaban sus armas de seducción, me di cuenta que estar casado puede ser tan aburrido que fantaseás con cualquier mujer (o yo, por estar sola... con cualquier hombre).

Recostada ante tus ojos, con toda tu atención puesta en mí, nuestras risas y mi bocota a prueba de todo, siento que sería muy vulnerable a tus besos.

Por cierto, apenas empieza la obra de Neil Simon, en el primer acto entra Osvaldo Laport quejándose de que ha pasado toda la tarde en el odontólogo, y luce orgulloso sus fundas nuevas. ¡Qué extraña coincidencia!