miércoles, 29 de junio de 2016

La tentación

Me acuerdo de mi paciente Hernán, cuando decía "pura emoción"... hace más de una década y yo no entendía de lo que me hablaba.

Así fue hoy en el gym, al final de la clase, en el estiramiento, con la música lenta, me acordé de lo que hizo, y otra vez sopa. Es que es fuerte, muy fuerte. Como la tentación... 
Por suerte, ya viene el viernes y me voy a Dover, a olvidarme de todo...

Es que hace tanto que no veo un acto de hombría como este, que este tipo me deslumbra. Y pensar que la primera vez que lo ví, pensé "Mmmm este chanta con cara de sindicalista". Con el respeto que le tengo a los que defienden a los de abajo.

Hoy me puse las pilas y empecé la dieta. Por enésima vez. Es que este tipo me inspira. Si bien habla como un bestia, con ese caracter de perro, cuando explica un concepto, que si bien tiene razón...qué sé yo... el fulano es así. Pero no apto, je je... Saben bien que no me gustan los hombres ocupados. 

Igual él ni me registra. Más allá que nos quedamos hablando una hora por whatsap. Espero zafar de ésta. Y sí, porqué no voy hacerlo.

Pero, volvamos a Tierra. Bajemos de la nube. Que Cupido pasa por otro lado. Aquí no hay tren, no hay subte, no hay parada. Sólo que me recordó qué lindo es que alguien se juegue.

Por eso digo, que uno da lo mejor, brindándose de muchas maneras, y de pronto, aunque nada de lo que deseás llega, por lo menos, del modo esperado, la vida te devuelve el gesto, el corazón, de la mano de personas que apenas conocés, en las acciones que nunca hubieras imaginado. 

Es así. La vida siempre te sorprende.

 

martes, 28 de junio de 2016

Algo más que el sol del poniente

¿Qué es esto de que las cosas más lindas te llueven como inesperadas? Donde menos pensás, pasa.

Anoche no me podía dormir. No sabía si era por lo que se debatía hoy, o por los mensajes.

Esta mañana, en el bus empañado, y el frío que helaba, algo se resbaló en mi cara, y no era lluvia porque por suerte, había parado.

De pronto, una persona te daba su ayuda sin esperar nada. Y por años, siempre alone, alguien estaba del otro lado, por una noble causa.

A mediodía un bombardeo de whatsap, hicieron reflotar de vuelta las lágrimas. No por nada malo, al contrario, por darte cuenta que eso que aparentemente, no necesitás, lo estás añorando.

Como siempre digo, si das lo mejor, vuelve. Quizá de personas inesperadas, y de los modos más sorprendentes. Hay un Dios que nos cuida, y un bumeran de todo lo que haces.

La inocencia es un sentir concebido de esos pétalos que provienen de una primavera a largo plazo. 
Y para que algo brote, necesita sol y agua.
El sol, es la calidez humana. 
Y el agua, es esa conexión de alma a alma. 


sábado, 25 de junio de 2016

No se trata de suerte, sino de buscar

A veces las cosas no pasan por casualidad. Hoy, por segunda vez, terminé en un bar en una mesa con veinte padres, que acabo de conocer la semana pasada, por el viaje de egresados de Juli, quien se cambió al turno mañana este año, y terminó emprendiendo esta cruzada que no estaba en nuestros planes.
Si bien, el otro día, la discusión grupal por whatsap parecía caótica, y pintaba otro tanto esta tarde, todo cambió radicalmente porque un padre se acercó a negociar con la empresa de viajes, y logró los dos liberados que hacían falta.

Siento que las decisiones te llevan a lugares impensados, con gente que no conocías, y todo puede resultar mejor que lo conocido o mejor que lo pensado. Así nos pasa en la vida en innumerables aspectos y situaciones. Cuando nos atrevemos a los cambios, a probar lo nuevo, a decidir libremente cuando estás en circunstancias que te incomodan. Entonces, te quedan dos cosas: o seguir padeciendo el presente, o jugarte por un nuevo futuro, aunque no tengas certeza.

Así pasó con Juli, cuando su división del año pasado, que venían juntos desde los 10 años, y eran unidos, recibiendo a los nuevos compañeros de cada año con los brazos abiertos, el último año cambió por completo. Para mi modo de verlo, al ingresar algunas compañeras nuevas, se transformaron en líderes negativos que dividieron el curso en tres grupos, a tal punto, que no se dirigían la palabra. 
Nuestra casa, que había sido un sitio de reunión siempre, dejó de serlo. Y Juli quedó más que lastimada. 
Este verano me preocupaba que en su último año perdiera la oportunidad de hacer nuevos amigos, si permanecía en la misma división. 
Al mismo tiempo, como la veía tan sola, probó en distintos clubes hacer deporte. Una tarde que salimos a caminar, vimos en la plaza unas chicas trotando. Al instante me di cuenta, que era practicantes de voley. Les preguntamos, y ahí nomás, fuimos a hablar con el entrenador. Sus días de verano pasaron a estar ocupados tres veces por semana por el voley, donde halló unas compañeras amenas y divertidas. 
Fue entonces, que pensamos en el cambio de turno, porque si seguía yendo al colegio a la tarde, ya no podría entrenar en el club. Fue una jugada arriesgada el cambio, pero ella conocía a los compañeros de la mañana por una actividad libre que propone el colegio, los días sábados. 
Finalmente, se jugó y lo hizo. Encontró nuevos amigos, teniendo amistades en las dos divisiones de la mañana. Y así, sin quererlo, llegamos al viaje. Porque antes no habíamos decidido hacerlo.
Todas estas decisiones sumaron para ella algo muy importante. Porque se sintió mucho mejor en el nuevo entorno, y yo lo comprobé con esa sonrisa con la que volvía todos los mediodías.
Además, trajo a colación algunos admiradores a mi dulce princesa.

Y este finde, está de campamento, en un retiro vocacional con la escuela. Como frutilla del postre, uno de los egresados del año pasado, fue invitado a colaborar en el retiro, justo el admirador de Juli. Bueno, se admiran mutuamente.

Las decisiones siempre valen cuando estamos incómodos o insatisfechos en los lugares que creemos establecidos, por hábito, obligación o descarte.

Nada vale más que nuestra búsqueda de felicidad, aunque tengamos que soltar personas que ya no nos brindan lo de antaño. Es que la amistad, la lealtad, o el amor, en ocasiones, no duran para siempre. Por eso, está bueno, no resignarnos, sino creer que siempre un nuevo mundo nos espera, en todos los aspectos que sea. No somos esclavos de nadie, ni tenemos que sufrir desagravios. Y cuando esto pasa, es que ése, ya no es nuestro lugar.

Lo bueno, no es cuestión de suerte. Es cuestión de buscar.

jueves, 23 de junio de 2016

Bellos tiempos

Hoy tuve los dos contrastes: por la mañana, en la clínica, tomando los psicotécnicos laborales, vi a una chica de 21 años que tuvo a su padre enfermo desde que nació, por lo cual empezó terapia desde chica, y pasó tiempo desde esa edad acompañando a su madre en los diferentes hospitales. Pasando los últimos tres años, cuidándolo junto a otros familiares, hasta que murió en Diciembre pasado. Si bien estaba sonriente, y su dolor se percibía, dijo que ahora empezaba su vida, y que se sentía bien porque había dado todo y hecho lo mejor que estaba a su alcance.
Por la tarde, atendí a un señor en el estudio, por una pericia por accidente de tránsito. Pero un hecho más doloroso lo marcaba: había perdido a un hijo de 20 años por meningitis en menos de diez días, hace un año y medio. Más allá de escucharlo, y ofrecer mi apoyo, le pedí que viera en youtube, la película "Las madres de Chico Xavier" y "Nuestro hogar", también del mismo protagonista; que leyera el libro "Muchas vidas, muchos maestros" y "Lazos de amor" de Brian Weiss; le aconsejé Flores de Bach (Star of Bethlehem para el duelo y curar la herida del alma, y Sweet Chesnut para la angustia mental extrema). Le expliqué, que algunas veces, el hijo que queda vivo se siente invisible, ya que sus padres lloran y dejan de "vivir" por el hijo fallecido, olvidando a quien está vivo.

Es difícil cruzar por estas situaciones límites. Y muy fácil enojarse con Dios, como explicó este hombre, quien confesó que luego de hablar con una tía, hace un tiempo, pudo ver las cosas de otra forma. Entonces, ahora le pide a Dios por su nieto, que lo proteja. Le sugerí que no se olvidara de pedir por él mismo, ya que lo necesita inmensamente.

Luego del trabajo intenso de la mañana, y de los pacientes de la tarde, he llegado antes de las 7 pm para ir al gimnasio. Hoy clase de step, pero mi columna no se lo banca. Entonces hago la clase completa, sin el dichoso banquito, o sea, el step, que sería como una tarima que a modo de escalón, sirve para subir y bajar, en sucesivas coreografías. En mi caso, lo hago todo en el llano, es decir, sin el step. Total es casi lo mismo, y, a mí, que no me cuesta nada salirme de los formatos, hago lo que mi cuerpo pide, y que no lo daña. 
La profe adhiere a mi decisión, ya que uno con el tiempo sabe cuidarse. Por lo menos, en algunas cosas como éstas.

Juli se va de campamento mañana. Tres días largos. Sil dice que pronto nos quedaremos solas. Creo que hay que aprender a vivir de un modo vida diferente. 
Criamos a nuestros hijos y los ayudamos a tener alas. Darles libertad, es tan importante como darles amor y también límites. Todas esas cosas, lo forman como ser humano.

Anoche, la guerra en el grupo de whatsap, por parte de algunos padres, por el viaje de egresados a Bariloche, era tan despiadada que no podía creer que fuera verdad. 
Todo porque a una alumna que no podía pagar el viaje, ciertos padres se oponían a darle el "liberado" (es decir, otorgarle el beneficio de no abonar y viajar, que la empresa brinda a dos pasajeros, dentro de un grupo que sí paga). 
A veces, me parece increíble tanta crueldad, tanta indiferencia. Pero, si te ponés a pensar, refleja lo que pasa en la sociedad. Sólo atiné a escribir al final de tanta pelea: Paz para el grupo, entre otras sugerencias.

Ayer, hablo con Leo, un adolescente que se le antojó largar el estudio, porque vio a su ex novia (una loca de atar) besándose con un flaco en el boliche. Intercambiamos audios, ya que conozco a su madre me había puesto al tanto de su decisión.
Le dije que no podía tirar todo por la borda por alguien. Y le recordé que alguna vez me había pasado, algo similar. Tener la peor noticia un par de días antes de dar un examen de ingreso a la universidad. En ese entonces, tenía apenas 19 años. 
Recuerdo esa noche, estudiando con Perla por largas horas, y yo tapando esa angustia que sentía que me destrozaba. Pero no podía tirar todo mi esfuerzo porque el tonto del que me enamoré me había dejado. Y poniéndole garra, superé ese examen. No podía creerlo, porque el 60% de los postulantes, había rebotado. 

La vida es una serie de pruebas constantes. Y la hacemos dichosa, en la medida en que nos proponemos que así sea. Programarse en positivo, es más que un clishé, y lo he comprobado últimamente cuando salgo. Cuando me digo y creo con toda fé que voy a pasarlo bárbaro.

A propósito, esta mañana me comuniqué con mis nuevas amigas doverianas (Moni, Ana y Marisa) para organizar para mañana. 
Además de Caro, Clari y Sil, que si bien han sido cazadas por el Cupido andante, algunas siguen saliendo, y otras se guardan
Una fiesta ocurrente nos espera el viernes, y como esa peli o serie que vi, haciendo zapping, el sábado a la noche, antes de partir sola para no fastidiarme, un cura en esa obra decía:

"En la vida cuentan las acciones y las omisiones. 
Los pensamientos no valen, ya que cuando sólo se mantienen en una idea flotante, para no concretar, no conducen a nada. 
Entonces, a modo, de curva matemática, alineó los dos ejes, las acciones por un lado y las omisiones, por el otro. 
Sería como un gráfico en forma de L, por decirlo de alguna forma. 
Y después, sacó otro eje, como perpendicular, que no puedo recordar, si se trataba del tiempo, del destino, o de algo que dependía de Dios. No sé porqué no puedo recordar ese concepto (por eso quiero volver a ver esta película).
La cuestión que el sacerdote viejo le decía al clérigo joven, o sea, al personaje de Juan Minujín, lo siguiente:

<Que había pasado su vida sin acciones y cometiendo muchas omisiones, pensando que Dios se ocuparía de hacer, lo que él mismo no hacía. Y que de esa forma, Dios le marcaría su destino. Pero hoy, se daba cuenta, de lo equivocado que estaba.
Que esa forma de proceder, había sido un error: porque la vida era para vivirla mediante las acciones (y que las omisiones y los pensamientos habían sido sólo modos de no decidir, de quedar en letargo, de perderse en una burbuja para no tener la valentía de hacerse cargo, de lograr las metas que anhelaba, y de la misión con la que había sido destinado>".
 
Brindemos todos juntos, o cada uno, desde su fuero interno, desde su rincón más privado del alma, por todas esas acciones que se mueren de ganas de salir de nuestro corazón, lleno de amor, lleno de ansias por ser felices, por darle a nuestra vida esa alegría que tanto nos merecemos, esos momentos bellos que podemos compartir espontaneamente, sin juzgarnos.

P.D.: Tres días después se solucionó lo del viaje a Bariloche, gracias a la negociación de un padre, y los chicos que no podían pagar, podrán ir. 



P.D2.: el lunes feriado fuimos con Sil al cumple de Andrea, esa amiga querida, que en el verano, cuando volviendo de Dover, nos agarró la cana. Ella se había olvidado el carnet del seguro, y en represalia, la grúa se nos llevó el auto. 
Aquí van las fotos hermosas de este finde pasado:
 

martes, 14 de junio de 2016

Conectar con nosotros mismos

Encontrar la causa. No la sé. Es desde el domingo. Hace rato que no me pasa. Lo que sí, estuve dos días sin meditar. Hoy lo hice. Pero esa sensación sigue, y la desconozco.

El viernes escuché en "Perros..." una historia de un flaco que escribió la canción "La dichosa vida", esa posibilidad de estar vivos que tenemos. Y el viernes cuando me agarró la duda de salir, me acordé del tema, y decidí no quedarme en casa. Y salí con la mentalidad absoluta de pasarla bien. Entonces, todo se encarriló, a pesar de los obstáculos, sobre todo para llegar: improvisar un transporte que nunca había tomado, y caer a la media noche en una ciudad que no conocía. Pero la pasé bárbaro.

Me hice unas flores (Bach). Necesito cambiar este estado. Encontrar qué es esto que me produce cierta insatisfacción. No es usual. No es común. Y por eso no entiendo.

Ponpon pasa su cola por mi zapatilla. Sí, es que después de sesión, pienso ir al gimnasio. La clase de las tres no me gustó. La profe habla más de lo que hace, y yo no quiero perderme ni un minuto. 

Si tuviera la oportunidad de hacer algo, hoy, como si fuera el último día... qué haría? Y con sólo pensarlo, la cara se me ilumina, no porque sepa qué, sino por la sola idea de hacer algo que me llegue, que disfrute, que marque este instante.

P.D.: voy al gym, pensando que la clase empezaba 7.30 pm, no es así, por lo que hago media hora de step y me suena a poco. Bajo al gimnasio, pido permiso de usar la bici. Luego de cinco minutos (calculo), me voy al eliptico donde estoy quince minutos, ahí sí se siente el trabajo de todo el cuerpo. Me bajo porque alguien se pone en el aparato de al lado y ya empiezo a sentir su energía, y comienzo a bostezar. 
Voy al profe y le pido hacer brazos. Me dice:

-No, hoy ya viniste a tres clases
-La de las tres fue como no hacer nada... la de recién llegué tarde porque estaba trabajando... y ahora casi no hice nada...
-Pero vos no te habías anotado en las clases nomás?
-Sí, pero ahora me voy anotar acá también

Entonces accede. Me indica dónde están las mancuernas. Hago brazos mientras miro en el otro salón que nos separa de un vidrio, la clase de training box (hoy todo se dice en inglés en Argentina...). Luego, de varios ejercicios, estiro loa brazos para que no me duelan mañana. Le pido al profe una colchoneta para hacer abdominales. Sube al salón para traer una. Y sigo con el ejercicio. Finalmente me despido, quedando que para mañana me indique un circuito completo de ejercicios. 
Salgo a la noche estrellada, hace frío, pero no tanto. Camino por el parque interno del club. A un costado está la pileta de invierno. Adelante, las canchas de tenis y otra exterior de básquet. No puedo creer que son las nueve menos cuarto. El tiempo ha volado. Vuelvo a casa para darme un baño. El ejercicio me ha reconfortado.

  

domingo, 12 de junio de 2016

Domingo de abstinencia

Estoy sintiendo como la ansiedad de la abstinencia. Fenómeno de domingo a la noche. Deseos de lograr determinadas cosas y no puedo. Todas esas cosas pasan por el dinero. ¿Me cambiaría la vida si las tengo? Sin duda, no.
Ah... entonces me relajo.

Buen viernes en la costa, a pesar de que tomé un camino diferente. Mucho frío, creo que un grado. Lo remedié ayer comprándome de todo: medias de lana, medias térmicas, suéter, campera de nieve, guantes... es que no tengo buena circulación y lo sentí mucho.

Fue una noche distinta, haciendo nuevos amigos. El grupo de Caro con el que nunca me hallé, me sentó distinto esta vez. Será que al no estar mis amigas, me adapté y me abrí de un modo diferente. Ahora tengo tres nuevos contactos para salir, dos me invitaron a su casa para no tener que viajar tanto, y la otra me acercó a la terminal a la vuelta. Parece ser un grupo bastante unido, y es como decimos siempre, este pub se transformó en un club, donde nos conocemos todos y no la careteamos, la pasamos bien, sin juzgarnos. Y siempre aparecen personajes nuevos, que exceden el grupo, pero te permiten rozar algo más que la amistad.

El sábado me invitaron al sitio de moda de Pilar. Pero preferí quedarme, una noche sin dormir, más que suficiente. Aparte de lo lejos que queda tenía que hacer un viaje previo hasta el punto de encuentro. Otro día puede ser, ganas no me faltan, pero no me quiero exceder con el sueño. Algo que cuido muchísimo.

Voy en bajada: 73,9 → 73 → 72,6. En cuatro días. Hoy es mi primer momento de desliz. Hay que báncarsela. En el libro "La dieta sólo para chicas" de Daphne Oz, hay una lista de antídotos para estos momentos:

1) Respira hondo 5 veces, y luego tomate 10 minutos para escribir lo que sientas y pienses → Ahora siento un descontento, una insatisfacción, no sé porqué, por cosas que quiero hacer, son banales quizá, pintar la casa, comprar un auto, manejar, adelgazar (llegué al punto porque sonreí...eso creo al menos, que es esto último).

2) Habla con amigos. A veces, lo que necesitas es sólo un poco de comprensión → Yes... pero en este tema, no quiero joderlos (molestarlos), o quizá me da vergüenza, hablar de estas cosas, de estos puntos débiles, de estas caídas, de esto que sucumbimos cada ser humano, una estúpida adicción para escaparnos de nosotros mismos, de no valorarnos, de no querernos, de no cuidar nuestro cuerpo, de no cuidarnos, de no tratarnos bien. Aunque sabemos que lo merecemos. Mejor sigo con el otro punto.

3) Separa el hambre emocional de la física. Puede ser haciendo gimnasia o yoga, o participando de un grupo de estudio. → Es cierto, salvo que hoy es domingo, y no hay gym, ni grupo. Bueno, me hubiera ido a caminar o a correr. Salvo que es invierno, y además de la baja temperatura, ya es de noche.

4) Si aún deseas pecar (digo, comer) bebe un vaso de agua y espera unos minutos, y si el hambre persiste come algo sano: un puñado de almendras, una manzana o un yogurt, por ej. → Eso hice, fue algo sano. Pero algo demás también. Junté la merienda con la cena. Una banana, tres ciruelas pasas, una taza caliente de polvo proteico con la cuarta parte del mismo, sabor chocolate, un miñón con mermelada light, 5 galletitas integrales minúsculas que amasé, una ensalada, un té rojo. ¡Guau! ¡Cuánto! ¡Qué barbaridad!

Debería poner música y bailar, hacer algo de gym para despejar mi cabeza. Realmente hace frío. Estoy un poco mañosa. Dónde están mis flores de Bach?




jueves, 9 de junio de 2016

Gym, dieta y deseo de cambio

Hoy empecé la dieta. Tengo un libro que me acompaña para esta inspiración, * "La dieta sólo para chicas" de Daphne Oz, Editorial V&R. Lo compré en Gesell este verano, los saldos de las librerías de la costa son imperdibles. Hice un video para sostenerla, a modo de reality. Uno desea estar bien, y las clases variadas de gimnasia, me dan mucha energía. Y mucha alegría.

Lo bueno de ir al gimnasio es que te ves en el espejo desde una distancia suficiente, y comparás (sanamente) cómo está tu cuerpo con respecto al resto. Llega un punto en que uno distorsiona su imagen corporal: no se ve con tanto exceso de peso, por más que lo marque la balanza. 


Hoy es mi décima clase en el gym, y el sábado cuando salí sentí la diferencia de agilidad, las ganas de bailar, de tanta práctica con la zumba.


En la mañana voy leyendo el libro en el colectivo, ida y vuelta. Es mi momento para concentrarme y siempre un buen libro es energía. Hace la diferencia con lo que entra en tu cabeza. Tu mente asocia y sigue trabajando, y así vas aprendiendo. Tu espíritu se fortifica, y son todos pequeños estímulos para el cambio.


Me quedo con estas frases del libro mencionado, que vale tanto para la dieta, como para cualquier cambio, o adicción que se desee superar:


"Estoy convencida de que lo que nos impide comprometernos seriamente a cambiar no es el miedo al fracaso sino al éxito".*


"La manera más fácil de superar este miedo es demostrar que realmente queremos que las cosas sean diferentes".*



martes, 7 de junio de 2016

Tortugas al viento, nuevo soles se asoman

Miguel Mateos explota en la pc, después del gym. Es que ahí lo escuché, y apenas llegué a casa, lo busqué. Clase a la que llegué empezada, luego de atender. Y ahora, no sólo le acabo de mandar por whatsap la canción a la paciente, sino que también lo compartí en facebook. Era el cassette de Oscar, mi hermano mayor, que rugía a full en mi casa. Tres adolescentes con dos grabadores, y mi madre que estaba siempre a tono con la música. No le quedaba otra.

Anoche estaba en el gimnasio cuando recibí el mensaje de que esta vez no había plasmado el nivel. Eso fue por boludear, por tomármelo a la ligera, por no esmerarme, ni confiar. Desperdicié un año de espera. Y no sé cuánto tendré que esperar para tener otra oportunidad. Yo me la busqué. Todos somos responsables de lo que hacemos. No queda otra.

Cambiando el tema, salir el finde me cambió la onda. No puedo delatar en este blog quién vino, quién me hizo pata, pero la pasé bárbaro. Como en los viejos tiempos. Sin pensar en nada, sólo en divertirnos, en pasarla bien, en disfrutar. A pesar del frío, del viaje en bondi, del San Telmo viejo y querido.

¡Qué bien que nos hace estar con amigos! Es tan reconfortante. El lunes llegué a la clínica y me dicen:

-Tenés otra cara hoy. Estás contenta, tenés una sonrisa bárbara!

Eso que se bajaron Clari y Caro, que les llegó la "policía" a último momento. Y sin aviso, casi. Cada una prometió un día distinto para el finde, así que es cuestión de no poner excusas, y salir. Porque es lo único que me renueva, me aumenta la autoestima, como si se inflara a mano, cual la rueda de bicicleta, esa que te lleva a todas partes, que te permite recorrer todos los paisajes.


A propósito, mis bicis están en el Timón. Es cuestión de que no llueva y salga el sol, para subir al tren y encontrarme ahí con Euge. La vez pasada remamos en el río más de una hora y media. Pasaban los remeros y uno se volvió para decirnos que íbamos al revés, ya que la punta del chinchorro debe apuntar en la dirección adonde vamos. Pero como cambiamos varias veces de asiento para turnarnos para remar, ya no sabíamos cómo habíamos quedado.
En un momento se escuchó "Plaf!", y era una tortuga que se tiró desde un tronco al agua. Su pareja, otra tortuga siguió tomando sol, y aprovechamos para fotografiarla. ¡Cómo disfruto ese club! Es que ese pequeño pueblo, Jauregui, es uno de mis lugares en el mundo. Lo amo.






sábado, 4 de junio de 2016

Un arma escondida, un Dios que nos cuida

No estamos en Londres, es simplemente la llovizna porteña que no quiere abandonarnos, está decidida a perpetuarse los fines de semana, para que no se nos ocurra salir, escaparnos, bolichear... Olvídalo. Pero no vendría mal parar un poco, te admito que lluevas de lunes a jueves, pero dejame libre el cielo los findes, please.

Anoche Caro prefirió resguardarse, y a mí como me da lo mismo ir al otro lado del mapa, la zona norte costera, nos fuimos a dormir temprano. Pero el cielo estaba limpio, o rasgado de algunas nubes...

Si esta noche todo va bien, saldremos. Algunas se escapan, otras tienen cumpleaños y van a ver después si tienen ganas, si no están deprimidas o cansadas... No es mi caso, por cierto.

Me preguntaba eso de qué hacer si fueran los últimos días... y pienso que no nos perderíamos nada. Haríamos todo. Sin lluvia que importe, sin frío que amedrente, sin excusas vanas.

Enrique Iglesias suena en el living. Ponpón sacó platea para la estufa, por cierto, la única gata que hace yoga mientras duerme en la silla de caña, en un alhomadón.

A la mañana fui a zumba, y ayer estiré todo mi cuerpo con Biomecánica. A veces hacemos cada cruce con piernas, brazos y manos, que aún no sé cómo lo logro.

Ayer, un suceso en la oficina. Un cliente, venía por un egreso, tenía que hacer todo el chequeo médico y psicológico. El chico joven, parecía casi de la edad de mi hija, aunque tenía 22. Apenas me miraba a los ojos, en realidad, evitaba la mirada. Pensé que estaría incómodo por la situación. Lo habían despedido y siempre es una situación difícil. Más con lo que le habían dicho: "Dicen que no les sirvo". Me explicó que se había caído en la casa de una escalera y que se había lastimado la clavícula. Le tomé unos tests, y ya de entrada le daba mal. 

Le pregunté si iba a dar las materias del secundario y luego estudiar algo. Me dijo que tal vez lo haría. Su padre que estaba saliendo del alcoholismo, se lo recomendaba siempre. Tenía 9 hermanos, y todos vivían en la misma casa, más su cuñado y sus sobrinos.

Le pregunté si creía en Dios, dijo que sí. 
-¿Le pedís ayuda?
-No
-Te entiendo... yo a tu edad, hacía lo mismo. Pero con el tiempo uno aprende, es importante pedir a Dios, aunque no reces, o aunque no vayas a la iglesia. Pedile todos los días, con tus palabras. Pedíle protección y que te ayude a conseguir otro trabajo.

En un momento, me daba tanta pena verlo escurridizo, evitativo, que pensé en darle mi teléfono, por si alguna vez necesitaba ayuda psicológica, gratuita, obvio.

En el último test, ya se vio algo más extraño. Con rasgos paranoides importantes. Finalmente, me paré para acompañarlo hasta la recepción, porque debía firmar un papel que él no traía, y no quería olvidarme.

Cuando el joven se levantó, vi que algo se deslizó en el asiento. Cuando giró para salir, vi un cuchillo en el sillón. Un cuchillo serrucho de madera, los llamado Tramontina, que se usan habitualmente para comer. Se le acababa de caer del bolsillo de la campera. Y como el sillón, es de cuerina y mullido, no hizo ruido. Por lo tanto, él no lo vio, ni lo sintió cuando se le escapó de donde lo tenía oculto.

Sin palabras, así como lo vi, hice caso omiso, y salimos de la oficina. Cuando llegamos hasta la recepcionista, ella le indicó al joven que completara una planilla, y mientras él lo hacía, yo le pedí a mi compañera que me siguiera. Cuando le mostré lo que se le había caído, se quedó helada.

Creo que pedir la Protección diariamente, fue lo que me permitió ver, lo que no podía darme cuenta, a simple vista. Y estar resguardada, obviamente.

En ese momento, reaccioné en frío. Después vino Matías de la planta baja, para ver lo sucedido. Me dijo: "Pensar que la extraccionista, la fonoaudióloga y vos estuvieron en riesgo".

Esta mañana pensaba en él, y recé, mientras me preparaba el desayuno.
Y salvando las distancias, pensaba en Juan Pablo II que visitó un par de veces a su agresor en la cárcel. 
Después me vino a la memoria, John Lennon, que fue muerto, luego de dar un autógrafo. Por supuesto, sus canciones de paz y de amor universal, eran mensajes muy potentes, y  a la oscuridad no le convenía. Por eso estorbaba, y por eso lo mataron, lamentablemente.

Entonces, lo único que queda es pedir la Protección, siempre.
Y aunque, a veces, parezca difícil, más si nos dejamos hipnotizar por los medios de comunicación (me refiero a los noticieros amarillos y sensacionalistas), sigamos obrando por un mundo mejor. 

Con las pequeñas cosas. Sembrando semillas de amor. Tratando al otro como nos gustaría ser tratados. 
Ese es el amor verdadero. 
No lastimarnos y resolver los malos entendidos. 
Y como dicen los toltecas: No tomarse nada como personal. Lo que nos dicen, no es para nosotros... muchas veces es el enojo que el otro tiene adentro, y lo saca de la peor manera. Por no saber controlarse, por no analizarse y parar la pelota, por no pensar.


jueves, 2 de junio de 2016

Deshacer los acuerdos obsoletos que no te dejan vivir ni ser

Frío en Buenos Aires. Abrir la puerta a la mañana, y encontrar que el patio está mojado, y el cielo rosa porque aún no ha amanecido. Y como un vestuario que se improvisa y se adapta a lo que depare la escena, tenemos que cambiarnos. Botas de lluvia en diseño gris animal print para perderse en la neutralidad del asfalto.

Anoche me quedé dormida en la meditación, luego de dos horas fantásticas en el gimnasio. La primera bautizada como Aerolocal que incluía un step, un elástico, unos discos rojos a modo de pesas (que más bien parecen pequeños volantes colorados, o un repuesto que alguien le afanó al mecánico), unas tobilleras con pesas (que decidí no ponérmelas), y creo que con estos accesorios, más que bastante. 
Luego de semejante batalla, empezó otra clase, llamada Body Jumping, o algo así. Con la misma profe, y unas pocas valientes que nos quedamos. Era saltar como lo hace mi sobrina Clari, salvo que sobre un formato circular más pequeño. Reconozco que con los kilos demás y la falta de costumbre, al principio, me dio algo de desconfianza. Pero después le tomé el gusto e hice lo mejor que pude. La consigna es no exigirse, ser fiel a lo que el cuerpo está apto.
Sinceramente me sorprendí de lo ágil de mis movimientos, a pesar de tanto entrenamiento lejano.

En la tarde, por pedido expreso de una paciente, terminé hablando con un psiquiatra (saben que soy media alérgica a los médicos). Al final, macanudo el tipo, me arrojó todos los prejuicios al tacho. 
Y parafraseando los dichos del "colega", luego de extender la alfombra azul en el living, como no contábamos con el camino transparente (para protegerla de nuestras pisadas) terminamos con Juli haciendo un camino en L, lateral a la mesa, para esquivarla. 
Similar a los dichos que acababa de relatarme el profesional sobre el camino que una paciente, neurótica obsesiva, le marca hacer al marido cuando viene de la calle, para no "contaminar" el resto de su departamento.
Y con mi adolescente favorita, nos reíamos porque las dos hacíamos lo mismo en nuestra propia casa. Pero es por un día, ya pasé a averiguar, cuánto sale el bendito camino de plástico. Si todo va bien, esta tarde iré a comprarlo.

Venía leyendo en el bus, "Los cuatro acuerdos", el famoso texto de los toltecas. Algo que hace años que vengo escuchando, pero tener el texto entre las manos, te lo hace entender de una forma diferente: certera, exacta, precisa. 
Es entonces, cuando comprendes que todo lo que dice la famosa "Ley de Atracción" y sus libros derivados, son actos mecánicos, si no rompés primero con esos acuerdos instaurados por pautas sociales, que se han metido en tu mente como un manual básico de primeros auxilios y protocolos domesticadores.

Y a mí, que no me cuesta nada salir de los formatos, con mi Urano tan preponderante en mi carta, al momento de nacer, leer esto me da un impulso tremendo para ser y hacer.

Estos conceptos liberadores, me transportan en una brisa fresca y espontánea, a dejarme llevar, y entender, de una vez por todas, que tengo que hacer lo que siento, no importa el resto, caiga quien caiga (valores, estatutos, comportamientos impuestos, profesiones, códigos, bla, bla, bla...)

Uno de los conceptos que más me ha impactado tiene que ver con el maltrato que nos damos a nosotros mismos, y que a su vez, permitimos de los demás, porque este maltrato, lo hacemos primero con nosotros.
Y pienso, de cuántas maneras uno se maltrata, por ejemplo, las adicciones→ a sustancias, a personas, a la comida, a comportamientos, a compulsiones, etc. 
En mi caso, cuando no me decido a bajar todos los kilos demás, porque me la paso subiendo como un yo-yo, para no enfrentarme con mi cuerpo verdadero. Como si hubiera algo que no quiero sostener: ¿será la belleza? ¿lo femenino? ¿los hombres? ¿el amor? ¿el compromiso?... 
Y a otros les pasará con otras cosas, con otras temáticas, con tantas adicciones que nos esconden bajo capas, para no vivir como nos merecemos, con esa libertad natural que deberíamos ejercer como seres humanos. 
Entonces, ya me veo haciendo un reality en Youtube, día por día, diciendo hoy pude! Y cuando me haga la loca, que no me importe nada, y peque estúpidamente con las harinas, sabré que tendré que exponerme a la cámara... 
Naaaaaa, para tanto no!!! (Aunque no es mala idea. Ya que tengo que encontrar un método, cueste lo que cueste. Mientras que sea sano, por supuesto).

Volvamos a los toltecas:

"Porque, de acuerdo con tu sistema de creencias, dices: <Me lo merezco. Esta persona me hace un favor al estar conmigo. No soy digno de amor ni de respeto...>.*

Más allá de éste y otros conceptos que he leído esta mañana, recordé lo que veía en t.v. los otros días. Una actriz, que hace monólogos (que hoy como todo se dice en inglés, porque es más chic o es moda, sería "stand up", frase que escuchábamos en la primaria para pararnos cuando la profe de ese idioma lo enunciaba). 
Bien, esta mujer, en su rol de co-animadora, cuenta chistes sobre su imposibilidad de acceder a los hombres. Nada mejor que ver eso, para ver lo que he escrito durante meses en mi blog. Las peripecias del amor inencontrable. Y claro, entonces conjugo esto con los 4 acuerdos, más la ley de atracción luego, y todo encaja, como un perfecto rompecabezas, que uno, y sólo uno, es responsable. Ni la sociedad, ni lo light, ni los hombres de turno, ni toda la chatarra en palabras que se ponen en nombre de esto.

Tarea menuda, consiste en deshacer los acuerdos impuestos, desmenuzarlos, triturarlos y destruirlos, para que todo ese poder te vuelva. Ya que lo que te creíste, sea por tu pasado, por lo que te tocó vivir, o lo que sea, es una congruencia de acuerdos preestablecidos, que sólo cada uno puede dejar de darle consistencia. Algo así como el Ho'oponopono: el otro está ahí para hacerte ver una creencia, un error, que sólo vos te proponés en sostener. 

Entonces, a dar vuelta la página, y hacer girar la rueda, y te toque el número que te toque, depende de vos cómo jugarlo. Porque tu escena te es propia. De vos depende. De mí depende. Y de nadie más.


*Bibliografía: "Los cuatro acuerdos", Dr. Miguel Ruiz, Editorial Urano, Bs. As., 2016, 1°edición, 11°reimpresión.