martes, 23 de julio de 2019

Un refugio en esta noche de invierno

Si no duermo, mejor que escriba.
El miedo se disfrazó de cansancio, de siesta, de panza hinchada.
No salí el finde pero igual levanté hoy lunes en la clínica. Y si bien necesito un hombre, también cualquier acercamiento serio, me paraliza. Es una cadena de eslabones tortuosos: ex, clavo, clavinios, y una serie de romances que no llegaron a buen puerto. El último, hace meses, con cosas bonitas y otras desagradables, qué sé yo...
Sé que tendría que ir a terapia pero me da fiaca pedir un turno, porque cuando me lo den, iré y ya se me habrá pasado. Pero ahora estoy que casi vomito del susto.
Tengo ganas de hablar con vos, pero se podrá después de tanto tiempo?
Necesito que el cielo de estrellas me abrace esta noche con su manto, que la luz de este cuarto menguante me cobije y que la vía láctea sea un camino que me conduzca a un cambio porque así ya no puedo estar... me está haciendo mal.
Necesito tu abrazo, prestado por un ratito, para calmar mis penas, para apagar las brasas de mi dolor. ¿Podés ser mi amigo esta noche?

martes, 9 de julio de 2019

Desde siempre

Primera vez que nos encontramos expresamente. No porque tenga que hacer un trámite y me quede de paso verte. Creo que eso estaba implícito en nuestra charla, cafe, I Ching, y esos caracoles blancos como reemplazo de esas antiguas monedas que no tengo. Aunque lo que sí, es antiguo, es esta amistad que nos une, con esa pincelada astral de eso que no decimos. ¿Qué es? ¿Por qué no podemos atravesar la barrera? ¿Es la costumbre de tratarnos como compañeros de Facultad? ¿Dónde se van esos sentimientos que no encuentran puerto? Es esa pequeña corriente del río que no es ola ni remolino, pero que permite el flotar. Ese embarco que no tiene destino preciso pero que se disfruta navegar.
Dejame hablar, y podes hablar.
No te vayas.

lunes, 1 de julio de 2019

Mozo: hoy dos copas

Tengo sueño, otra vez dormí poco, cuatro horas, como.Neustadt.
Almorzamos con Diego en un lugar precioso, que me recordó la casa de mis abuelos, en medio de la city porteña.
Incluso descubrimos una librería de usados que van a buscar unos libros de portugués que tienen en la bodega.
Los Salesianos colocaron un puesto de fiambres al lado.
El patio de árboles gigantes delataban el espacio de soles y sombras de un antiguo convento.
Degustamos el almuerzo entre nuestras anécdotas plagadas de intrigas, misterio y psicoanálisis. No podemos con nuestra rúbrica, los colegas hablamos como amigos, pero las pinceladas de tantas cátedras freudianas, siempre se nos escapan.
Uno enebra la aguja y otro da una puntada, así son nuestras palabras. Un rumbo de oraciones en busca de la felicidad y de la comprensión por el otro.
Lo quiero a Diego, desde hace tantos años, 1996, esas aulas que nos bosquejaron dentro de un gran grupo de amigos, que queremos tanto.
Hasta los mozos eran copados, o yo estaba en modo amable.
Volveré en diez días a buscar mi identidad, mi amor correspondido, mis libros de portugués brasilero, como los colores de estas uñas que quieren expresarse.
Es que perdí el dni. Otra cuota de energía mundana de la que debo deshacerme pronto.
Anoche busqué del garage un par de cuadros y los reciclé con la decisión de un huracán dispuesto a todo.
Arrollar con la energía divina toda esa oscuridad detestable. La gente se saca las caretas, y vos ves lo que no viste en años. Como un efecto dominó todas cartas van cayendo por rebote, y toda la ingenuidad la guardas en un bolsillo porque no podés creer tanta mentira. Tanta omisión. Y esta película, ya no me la trago.
Por suerte, hay gente valiosa, pura, transparente. Como el agua clara.