miércoles, 25 de marzo de 2015

Besos de otoño

Hace frío, son los primeros fríos. El otoño llegó con un beso, unos cuántos. El finde largo trajo de todo, pero ahora estoy aquí en la cama sola, con la novela turca que todo el mundo ve, menos yo, porque no me banco la música de violines, me hace mal, me sensibiliza mucho.


Comencé el curso de tapicería, así que mientras mañana pinte la tela, no tendré tiempo de pensar en nada. Mi mente descansará por unas horas. 


Tengo ganas de verte, pero no quiero apurar las cosas, aunque te escribo cuando quiero. 
No sé cómo pasó. Fue tu insistencia taurina, semana a semana, cada viernes que nos cruzamos allá cerca del río, en el mundanal ruido.


"Lo que no es puede llegar a ser", me lo repito a menudo, cada vez que se me cruza un pensamiento negativo. Aunque ya me relajé. Sin expectativas, es la mejor manera de enfrentar las relaciones. Aunque el amor puede llegar a ser, en algún momento.


Le puse el "mute" a la novelita que no veo, porque la pantalla de la notebook no lo permite, y el sonido me desconcentra.


Estoy muy pensativa. Mucho movimiento en estos días, y me refiero a los internos. Esos que van hurgando laberintos para descubrir lo que querés. 


No sé qué será de tu vida, sé muy poco de vos. 

Estoy helada, y me he abrigado mucho, pero siempre me da frío cuando hago la digestión. Ni siquiera tengo sueño... ahora recuerdo que me he dormido una siesta, sin quererlo.


Un hongo afectó mis plantas, he tenido que arrancar muchas, porque las fumigué dos veces y no pasó nada. No he dado en la tecla. Una llovizna fina cayó hoy luego de un mes sin lluvias.


Espero verte. Sé que vos querés, me lo has dicho. Ojalá coordinemos las agujas de nuestros relojes internos, y nos encontremos a tiempo.



viernes, 13 de marzo de 2015

Necesito un amor que me quite el hambre

Viernes al atardecer, ya todo arreglado para esta noche. Los malestares pasaron, al menos veo las cosas de otra forma, y no estoy hablando de amores. Ya eso no me preocupa, y al menos esta noche me daré una chance.

Activé las neuronas, más bien las acciones, y llamé al centro al que concurrí el martes, para ver si logro hacer integraciones escolares. Es una buena opción, y me recuerda la época en que di clases de inglés en un colegio estatal. Tenía 4°, 5° y 7° grado, léase para los que visitan este blog desde otras esferas de la tierra, niños de 9, 10 y 12 años. 
He contado en el libro "Lo que atraes", algunas de las experiencias creativas que propuse en esas clases. Sobre todo lo que más me interesaba era que los chicos se sintieran cómodos en clase, superar la timidez, no tener miedo de pasar al pizarrón, ser creativos, y sobre todo confiar en sí mismos, en que pueden lograrlo. 
Me preocupé especialmente, por esos chicos dejados de lado, que se sintieran importantes, una vez en la vida. Es el día de hoy que conservo todos los dibujos con leyendas que me regalaron, el último día de clase. Los encontré haciendo orden general hace unos meses, me emocioné leyendo sus palabras. Como maestros tenemos una influencia muy poderosa en los niños, por eso, saber usar esa herramienta puede ayudarlos tanto, más en estos tiempos en que se vive hoy en día, donde los padres trabajan, y la frivolidad y violencia en los medios de comunicación es una constante.

Ojalá surja ese trabajo. Me cambiaría el panorama, aunque igual ya estoy más tranquila. He logrado relajarme.

Hace un rato hablé con mi dupla de ALCO, es una manera de ponernos las pilas con la dieta y no boludear tanto. Es que este verano, con el calor dejé las caminatas, más los dulces de la panadería, me hicieron aumentar cinco kilos, y eso que nadaba.
Además, me faltó esa cuota amorosa de cuidado masculino, que me deja como flotando en el aire, y además me quita el hambre.
Al respecto, mi dupla acotó que no podemos depender de eso para cuidarnos. Y tiene razón, no podemos depender de un beso, de un mimo, de un mensaje de texto para que la ansiedad se calme. 
A ella, el sexo le funciona como calmante, y deja de comer al instante. En cambio, a mí, no es el sexo lo que me produce ese efecto, aunque sí hacer el amor me encanta. Pero lo que me produce esa sedación y como efecto adelgazo porque realmente no tengo hambre, es cuando alguien que me gusta se acuerda de mí, se hace presente, con un llamado, con un encuentro, con esa continuidad que te va entrelazando como una enredadera florida y seductora, que es estar entre sus brazos.

Así que volvimos al ejercicio, comenzando con las caminatas en la playa. Ahora sumo a Juli, para que haga un poco de actividad física, y nos reímos en la plaza, cuando luego de caminar casi una hora, vamos a los aparatos que la Muni ha puesto en el parque. Es el momento en que mi adolescente se afloja, se le va el malhumor, o logro desarmar ese silencio donde su mente quién sabe adónde vaya.

Esta noche calculamos hacer un camino distinto, así que veremos cómo resulta. Ya la iniciadora de este recorrido, me preguntó por facebook si hoy vamos. Y claro, la cita es infaltable, ojalá Dios nos acompañe.


Money, no es sólo de Pink Floyd

No sé por dónde empezar. Hoy el tema no es el amor. Es el trabajo. Cómo la inflación se come nuestro dinero, y nada alcanza. He pagado en estos días una serie de cosas básicas, las que se abonan mensualmente, los servicios, y tengo que reducir algunos, y anular otros. Entonces te das cuenta cómo te atrapa el sistema. Todo es parte de todo, y de nada a la vez. Y mis preguntas se amplían, y mis respuestas por momentos no encuentran salida.

No es fácil. Tengo que reconocerlo. Estar sola y hacer los números. Y sin querer, hablo de nuevo del amor y de la energía que te aporta. Dos sueldos te cambian una casa. Es otro paradigma. Es que como nunca he vivido así, ni lo pienso. 

En la desesperación he entendido a los marginales, aunque nunca haría nada de eso. Pero palparlo te hace pensar y captar muchas cosas.
La injusticia y la falta de equidad de este mundo. La democracia que es muy poco cierta, porque los que gobiernan se engrosan los bolsillos, y hasta laburar de manera digna tiene topes, restricciones, e impuestos ridículos.

Trato de tener fé, de pensar que esto es sólo un momento. De que las cosas mejorarán. Y no desesperar. Pero a veces me cuesta.

Escribir es un desahogo que necesito hacer, aunque no me gusta exponerme de esta manera. Pero para quién escribo? ¿Para la parte careta de mí misma, o para la verdad que siento en este momento?

Quisiera entender porqué estoy atravesando esto. ¿Qué me demanda? ¿Qué debo hacer? ¿Dónde explorar? ¿Cómo salir adelante? 
Y entonces, paro un instante, respiro, y pienso que esto ya va a cambiar pronto, que las cosas se solucionarán. Que Dios me oiga.


jueves, 12 de marzo de 2015

Hombres sobran, ubicados faltan

Hace seis meses que conocí a Patovica, esa noche que apareció Rami, y lo colgué porque el salteño me bombardeaba a mensajes. Como el grandote, después de bailar y charlar casi toda la noche, no me dio ni un beso, nunca comprobé si tenía piel con él.

Cada tanto ex Patovica (porque se desinfló), me escribe, me llama, etc. Aparece como de la nada, de la galera. Y eso me hizo pensar en darle una oportunidad y verlo. Por ay, después de tanto hombre que conozco, tal vez, quién sabe, lo dejé pasar y quizá valía la pena. 

Ex patovica, se desinfló hace un tiempo (me mandó una foto de sus vacaciones, para hacérmelo saber), y  ahí me di cuenta, que a raíz de su diabetes, ha tenido que ponerse a dieta, obligadamente. 

Con esto no lo estoy discriminando, más si yo misma siempre intento bajar los kilos rebeldes, pero lo expreso, ya que el apodo de patovica tenía más que ver con su exceso de peso que con sus músculos. 
Y aquí, va mi prejuicio, no me gustan los que le dan mucha bola a su cuerpo, los obsesivos que se miran al espejo, encima él se había presentado como fisiculturista. 

Siempre dije que los que están muy pendientes del envase, tienen poco de esencia. Tal vez me equivoque y sea un prejuicio, pero cuando la autoestima está bastante fuerte por dentro, no se presta tanta atención a lo de afuera. 

Lo cierto es que en esta última semana había aparecido de vuelta en el celu, así que le expresé que quería verlo, el sábado, cuando pasara este calor infernal y lloviera. Es que el pibe transpira mucho. Recuerdo aquel sábado en San Telmo, se le caían las gotas de la frente, y cuando se sacó la blanca campera, casi me muero. Le dije a Sil, que si hubiera visto la camisa llena de florcitas pequeñas que llevaba puesta, ni loca le hubiera dado bola. Es que me da gay, o puntillita. Prefiero las camisas rayadas o lisas, son las que me pueden, dan más masculino.

Elegí sábado, porque el viernes es mi noche con las chicas, ya que me voy al pub costero, y eso no me lo pierdo, es nuestro lugar top secret

La cuestión que el escaso de cerebro, malinterpretó todo. Me mandó un whatsap diciéndome que me fuera el viernes hasta sus pagos (a 30 km de acá), para cenar en su casa. Traducido: ahorrarse el viaje, el café y el telo. Pero oh... detalle, si nunca nos besamos, de dónde sacó que me acostaría con él...? Un idiota, con perdón a los idiotas. 

Obviamente que recibió mi respuesta: Me malentendiste. Quería verte pero no estoy desesperada. Hombres no me faltan si quiero, pensé que eras distinto. Todo bien igual.

Acto seguido, recibí un audio de él, diciendo que la que malentendí fui yo, y que como llega muy cansado de trabajar, pensó que sería bueno recibirme en su casa, bla, bla, bla.

Con toda esta anécdota, que al final me resultó divertida, porque nunca me cerró el fulano, se me pasó toda la depre que tenía porque las monedas no me alcanzan. Y así que mientras brota mi creatividad para ver cómo sumo entradas, me he puesto esta mañana a diseñar mi sillón para el living. 
Es que cuando volví de pagar las boletas mensuales, encontré tres pallets a una cuadra de casa, que traje con mi hija, con gran esfuerzo, porque eran de tan buena madera, que pesaban muchísimo. 
Pues bien, los monté uno sobre el otro, los cubrí con una alfombra, luego una colchoneta liviana, y una manta celeste que adoro. Lo llené de almohadones y voilá: el sillón para tirarnos a ver la tele, ya está listo. 
Así que, no tendré a mi hombre todavía, pero sí donde acomodarme con esta notebook a escribir historias de todas las almas que conozco hasta dar con el amor de mi vida.




sábado, 7 de marzo de 2015

Dupla casi perfecta


Sábado en el mar, la playa, la costa, o cómo quieran llamarlo. Hace dos años que no venía por acá, y cómo extrañaba. Cuando camino a la orilla del mar, siento que éste es mi lugar.

Desde mi whatsap hago la previa para que mis amigas salgan, para que se unan desde los distintos puntos de Baires para romper con las melanco, los bajones, y vayan a buscar chicos a mansalva. ¡Qué barbaridad! ¡Qué mal ejemplo estoy dando!

Hoy nos metimos al mar. A Juli no sabía cómo convencerla. Me decía que necesitaba un poco de ciudad, de caminar y ver vidrieras. Qué aburrido.
Al fin disfrutó de las olas sin parar, después no quería salir del agua.

Estar de vacaciones es como estar en otro país, en otra dimensión, todo irreal, pero real a la vez.

Ya ayer, viernes a la tarde, la playa de pobló de gente. La que viene sólo para el fin de semana. Quisiera venirme todos los findes. Me encanta.

Esta es una playa pequeña y tranqui. Mar de Ostende, entre Valeria del Mar y Pinamar.
Ayer fuimos a Cariló, como no es temporada, está retranqui. Almorzamos, vimos las famosas vidrieras que mi hija quiere, pero todo, hasta los negocios están entre árboles y pinos, es un lugar bellísimo. Así me gusta ver negocios, porque la naturaleza está a la par, bordeando todo, reverdeciendo la ciudad.

Me saqué una foto con un jeep gigante, remodelado o reciclado, con unas ruedas de un super camión, Uno así no me vendría nada mal.

Desde hace unos días sigo la dieta con mi compañera de ALCO. Buenísimo porque con el whatsap nos animamos y nos controlamos.
Me encanta esa dupla, sola no puedo hacerlo. Así son las adicciones, se solucionan en grupo: sea a los dulces, tóxicos, juego, o lo que sea.

Ya lo dije en este blog varias veces, si me enamoro, no necesito dieta, porque se me va el hambre. Pero por ahora, hago la dieta para después enamorarme, porque con rollitos no existís para nadie!