jueves, 27 de octubre de 2016

Subí que te llevo

Domingo de asado con el grupo de Dover. Fui con Juli, ya que ella se hizo amiga de Franco y Catalina, los hijos de Rosalía y Mónica, respectivamente.
Destino: Escobar. Antes empalmamos con Marcela y otro flaco, un músico catamarqueño, que se acoplaba.
La idea era celebrar la inauguración de la casa de Moni, que se ha mudado a fin de Agosto. Luego de edificar una casa sencilla, de estilo alto con galería al costado donde se acomodó la gran mesa para el asado.  
Como hace un par de findes no salgo de noche, era un poco de oxígeno a mis salidas rutinarias. Lo único nuevo es que me incorporado al grupo de Alco en Liniers, con el objetivo de adelgazar.

Fue un domingo distinto, ya que se había agregado un grupete masculino, el affair de la dueña de casa y sus amigos. Al atardecer terminamos charlando con Rosalía, Marce y un flaco que había ido con su hijo de seis años. En terapia, Andre, dice que parece un niño cristal, por las cualidades que tiene.

Su padre nos llevó a mí y a Rosalía, con nuestros respectivos hijos. Ella bajó en Pacheco y nosotros seguimos hasta San Isidro. 

Se transformó en un viaje mágico, una linda charla, y una aventura en la noche para salir de la Panamericana que estaba atestada de tráfico.
Me preguntó la edad, apenas se bajó Rosalía del auto. La verdad que me tomó por sorpresa, me bloqueé, me quedé como tildada. Salí del paso como pude, sin pasar por mi boca nada de matemática. Él se desdijo, mencionando que me había preguntado "¿Cuántos nenes tenés?" y no "¿Cuántos años tenés?".
Pero yo había escuchado muy clarito, y apenas bajamos le pregunté a Julieta si había escuchado lo mismo que yo. Y sí, así fue, había preguntado lo que no se pregunta a una mujer, frase que relució él cuando vio mi congelamiento.
Es muy dulce, algo tímido y muy emprendedor laboralmente, lo cual, esto último me seduce mucho.
Me preguntó dónde vivía... "uuuhhh" exclamó cuando le dije, como si le quedara muy lejos. Él es de Beccar.

Ahora está de viaje, fue a una exposición de autos en Las Vegas, ya que se dedica a eso, fabricante de accesorios para autos. Empresa que formó junto a su hermano, cuando tenía 18 años.
Espero volver a verlo, ya que tenemos algo en común. El gusto por el río. 
Él prefiere la canoa, y yo el chinchorro. 
Él tiene lancha, aunque eso no es lo mío: detesto cuando se acerca alguna y produce olas, rezo para que no se me dé vuelta el bote. 
A él le gusta la pesca. Yo prefiero a los peces nadando libres.
Él no tiene internet en su casa para que su hijo no se hipnotice jugando con los electrónicos, y en esas cosas drásticas me veo en él, cuando tomaba medidas similares para educar a mi hija.

Es muy tierno. Alto, de pelo negro. Se acordará de mí? Ahora estará haciendo estragos en la ciudad de la arena.
No terminó el secundario, y cuando todos sus amigos salían, él no podía porque tenía que trabajar al otro día. 
Confesó que ahora está viviendo todo lo que no hizo antes. Y bueno, que se descargue todo lo que quiera... para que después no le quede ganas de nada, salvo de estar a mi lado.

viernes, 21 de octubre de 2016

Venta de humo

Hubo un día en que nada importa, ni siquiera la indiferencia que subyace, que demuestra que nada tiene de valiente, y menos de caliente.

Espero obviarte.
Sacarte. 
Para reducir a la micronésima parte, cualquier sensación que tuve después de tanta histeria.

Aquí el hombre se ha esfumado por la tangente. Ya que no puede hacer frente a cualquier demanda afectiva, ni siquiera entre cuatro paredes.

Quisiste impresionar. Meta mensaje, llamados, chats prolongados, pero...  debajo del disfraz de lobo, se acurruca una oveja.

Obsecuente al mandato social, pero pleno de insatisfacción, rugiste como esos autos deportivos arreglados a medias, que no aguantan el acelere, porque el motor se desarma a mitad de carrera.

Un ser de plástico. No auténtico. Con un amor hueco, que se quiebra al más mínimo roce como un huevo de pascua, donde tentando a su alrededor con tanto chocolate, se hace deseoso pero inconsistente. 

Pacato. Ficticio. Por demostrar lo indemostrable. Lo que no se puede mantener en pie, ya que la carencia siempre es demolida por su propio peso.

Todas las máscaras caen en algún momento. Todos lo sabemos.
Porque mientras los disfraces cotidianos pretenden mantener la escena, nadie mejor que él, sabe en el fondo de su corazón que no vive su verdad, porque no se atreve, porque tiene miedo.

Así que después de un tiempo, me doy cuenta, que la histeria es algo más que una etapa.
Es la forma de aguantar ante tanta hipocresía y aburrimiento.
Pero que no panda el cúnico, ya que nadie tiene que saber lo que pasaría entre cuatro paredes. Somos grandes, creo.



*Este artículo tuve que reescribirlo porque el corrector automático se activó sin querer, mientras lo escribía esta mañana en el celular, durante el viaje en colectivo. Por lo que le había cambiado todo el sentido al texto.

jueves, 20 de octubre de 2016

Lola

Por lo menos lo hice, aunque no recibí respuesta alguna.
Ayer pensé qué maravilloso es decir lo que uno siente. Es liberador.

No te quedaste con las ganas de nada.
Aunque hoy te sientas un poco tonta.
Pero los sentimientos son así, no actúan por la razón, y no está bueno mantenerlos ocultos.
Si todo el mundo expresara los distintos matices del cariño y la atracción sería todo más transparente y también más genuino.
Está bueno que te digan que te quieren volver a ver.

Hoy me tocó bailar con lo más inerte: la indiferencia.
Servirá para correrme de lugar.
Para dejar de exponerme.
Para guardar un recuerdo y dar vuelta la página.

Y si no, no se podrá escribir un nuevo capítulo.

La vida es hoy, decía el amigo de Seba, a los gritos a las chicas histéricas del pub. Él sólo quería divertirse, pasarla bien. Un trago para compartir, una charla. En definitiva, él se lo pierde.

Lo mejor está por venir. Duele soltar, pero hay que hacerlo.
Duele el corte de rostro.
Pero estamos en un mundo libre, y es así la cosa.
Si no quiere, no quiere.
Por más que todo parecía distinto hace un tiempo.

El lobo se metió en la cucha y no quiere lola.
Lo lamento.

miércoles, 19 de octubre de 2016

Lobo hombre en París

Puedo hacer cualquier cosa que quiero, porque lo quiero y por ningún otro motivo, dice el slogan de mi blog.... pero realmente puedo?
Si me gustaría decirte que te quiero, que no me importa cómo nos conocimos pero que sin duda alguna treta del destino se las ingenió para cruzarnos....
Y ahora no nos atrevemos a cruzar el río.... por compromisos anteriores, por mandatos sociales, porqué me pregunto, en esta mañana gris que llora desde el
cielo lo que yo no me atrevo a decirte... que no me quiero perder de vos.
Esa foto del lobo bajo la luna, según Juli representa a un hombre que no puede satisfacer sus deseos a causa de su realidad. Pero que a la vez esa realidad lo tiene solo, y él se siente solo....
Por mi lado ese lobo aullando representa los bajos instintos, la soledad de la noche, cuando la almohada te chifla al oído que no dejes de vivir, que el deseo, el sexo y el amor muchas veces se entrelazan pidiendo que los escuches, que no arrugues, y que te des una oportunidad.