lunes, 25 de abril de 2016

Vecinos en despliegue

Hoy un día movido. Sólo sé qué bueno es pedir Protección a la Madre.

El viernes terminé con Caro en la costa del río. Sociales, puro sociales. Cada vez que voy digo: es la última. 
Lo que pasa que no salir trajo sus consecuencias. Caída de cabello que gracias al dermatólogo, ya se está revirtiendo.

He comenzado aplicar los consejos de un libro de una coach, llamada Talane Miedaner. ¡Qué buen resultado me está dando!

Pero fue todo una cadena. Empecé leyendo "La magia del orden" a fines del verano. Y lo apliqué a la casa. Una cosa lleva a la otra.

Espero que se solucione. En la reunión del sábado, que reinicio por quinta vez, ya perdí la cuenta, me explican: Justicia Divina va haber, la otra... la justicia de los hombres... no se sabe.
Tengo que tomarme las cosas de otra manera.


Esta tarde todo un despliegue. Atiendo a dos clientes, un tercero pasa porque era un amigo que los acompañaba. Estaban haciendo los tests, dibujando, en eso tocan el timbre. Pensé que era el próximo citado, que se había adelantado. Abro la puerta, y un despliegue al estilo Swat estaba en la vereda. Un vecino paranoico había llamado al 911. Le pidieron los documentos a los clientes. Yo sólo pedía la Asistencia de la Madre (la Virgen María, para quienes recién me siguen en este blog). 

Todo aclarado, terminé con las pericias y se fueron. Al toque tocan el timbre otra vez. Un bombón, de la oficina de al lado, como tienen cámaras, habían visto todo. Vino a preguntarme si estaba bien. Charla de por medio de la reja, me quedé con algo en el tintero.

A la hora fui a tocarles el timbre a ellos. Pedí por el fulano que vino a solidarizarse. Anoté el teléfono de la office, y le di los míos por cualquier cosa que necesiten. Charlamos en la puerta, saca un pucho, lo prende. ¿Cómo no vi a este potro antes, teniéndolo tan cerca? Dios me ayude y me ampare...quiero verlo de vuelta.


miércoles, 6 de abril de 2016

Río, campo, padre


Nada puede pasar si no lo generás, y menos si no pedís, sin tener un poco de fé.
La vida te depara muchas cosas, y a veces, no estás preparado para situaciones tan límites como que un familiar se enferme, y te des cuenta que podés perderlo.
Por suerte, lo peor pasó. Está mejor. Muy cansado. Cuánto quiero a mi padre. Ojalá te pongas bien. Y tomes las vitaminas, please.

En este tiempo, sin blog, sin escribir, sin la notebook que me falló quién sabe porqué, volví a mi antigua pc. La saqué del pasillo, y la remonté en el living, de donde puedo ver la t.v. y la ventana.

De casualidad, en este verano, me reencontré con mi club náutico, tan querido. Dejé la noche, y me amigué con el día, el sol, el campo, el río.

Buscando ahora más trabajo, otras áreas, nuevos rumbos, porque la era Cambiemos, trajo tarifazos, ajustes, inflación excesiva, por todos los que remarcan para cubrirse. Pero no podés subir los valores: sueldos, sesiones, honorarios, siguen igual. Así que hacer malabarismo, y contagiarme de mi amiga Euge que no suelta ni un morlaco, ni que le paguen.

Amores...nada de nada. Eso sí que extraño. Pero no me muero. Estoy un poco aburrida, en ese aspecto, es cierto. Pero el grupo de salidas se deshizo: todas de novio, y antes de eso, yo, aburrida de la noche.

Difícil que si no salgo, conozca a alguien, pero, es lo que hay.
No me surge hacer otra cosa, por ahora.

Sí tengo ganas de estudiar algo, pero todos los años, lo mismo. Mantener un hogar sola, no es tan fácil. Eso Macri, no lo tiene en cuenta. Cuantas mujeres solas llevamos todo a cuestas. Tengo que aprender a defenderme de otra forma. Creer en mí. Creer que se puede. Y volver a escribir.