miércoles, 6 de abril de 2016

Río, campo, padre


Nada puede pasar si no lo generás, y menos si no pedís, sin tener un poco de fé.
La vida te depara muchas cosas, y a veces, no estás preparado para situaciones tan límites como que un familiar se enferme, y te des cuenta que podés perderlo.
Por suerte, lo peor pasó. Está mejor. Muy cansado. Cuánto quiero a mi padre. Ojalá te pongas bien. Y tomes las vitaminas, please.

En este tiempo, sin blog, sin escribir, sin la notebook que me falló quién sabe porqué, volví a mi antigua pc. La saqué del pasillo, y la remonté en el living, de donde puedo ver la t.v. y la ventana.

De casualidad, en este verano, me reencontré con mi club náutico, tan querido. Dejé la noche, y me amigué con el día, el sol, el campo, el río.

Buscando ahora más trabajo, otras áreas, nuevos rumbos, porque la era Cambiemos, trajo tarifazos, ajustes, inflación excesiva, por todos los que remarcan para cubrirse. Pero no podés subir los valores: sueldos, sesiones, honorarios, siguen igual. Así que hacer malabarismo, y contagiarme de mi amiga Euge que no suelta ni un morlaco, ni que le paguen.

Amores...nada de nada. Eso sí que extraño. Pero no me muero. Estoy un poco aburrida, en ese aspecto, es cierto. Pero el grupo de salidas se deshizo: todas de novio, y antes de eso, yo, aburrida de la noche.

Difícil que si no salgo, conozca a alguien, pero, es lo que hay.
No me surge hacer otra cosa, por ahora.

Sí tengo ganas de estudiar algo, pero todos los años, lo mismo. Mantener un hogar sola, no es tan fácil. Eso Macri, no lo tiene en cuenta. Cuantas mujeres solas llevamos todo a cuestas. Tengo que aprender a defenderme de otra forma. Creer en mí. Creer que se puede. Y volver a escribir.

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