jueves, 3 de octubre de 2019

Cariños sin tentáculos

Hacerse cargo. No debo seguir boicoteando, la bendita dieta. ¡Cómo me cuesta hacer caso! Tener conducta.
Ayer me divertí mucho en la clase de portugués. El modo imperativo es casi usual en nuestra forma de hablar, de eso se quejaba nuestra profe brasilera. Você poderia llamarme muito más seguido?
Você... Você...

El sol vislumbra un tenue reflejo sobre mi frente, que casi encandila mis ojos, hasta que el chofer reciba la orden de salida. El imperativo, ya se está produciendo.
A pesar de mis kilos demás me siento muy contenta.
Pero debo hacer algo por mí, que la dieta dure algo más que hasta mediodía.
He descubierto que este celular me escucha. El otro día le estaba escribiendo a Julieta, y lo pensé en voz alta, y las palabras justas que necesitaba vinieron una a una en el teclado, como magia.
Tan así, como esa sensación maravillosa de cuando alguien que te hace bien te escribe, te contesta, e intercambiás unas frases, unos saludos, y unas preguntas que limpian esa cavidad en que se aloja tu corazón, algo olvidado, pospuesto por tantas noches huecas de frivolidad y desencuentro.
Te necesito, podés escribirme más seguido. La tinta no se gasta, y mis manos no se parecen a tu viejo pulpo, sólo acarician y dan libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario