viernes, 1 de enero de 2016

Todos nos equivocamos

Tengo que descubrir el motivo de porqué me duele la cabeza, de ese modo tan particular. Sé que algo me molesta, ya que nunca me duele. Pero tengo que descubrir qué. Es esa puntada clásica que va desde el oído izquierdo y rebota por adentro, al centro de la cabeza. Y sí, me molesta esa actitud del idiota ese, con perdón de los idiotas, que quiere charlar con... después de aquellos mensajes en mi whatsap hace meses. Así que lo tuve que blanquear, por prevención. No por mí, sí por ella, ya que me preocupo por todos, ya que procuro que encuentren la felicidad verdadera. Y no que pierda tiempo con un trucho rebuscado. Y bueno, lo tomó bien, es un tanto incómodo para mí, tener que hablar de eso, pero no me quedó otra.

Por otra parte, la angustia hoy se hizo más presente. El tonto del finde que se ofendió y no intercambiamos teléfonos, no sabés cómo me duele. Y no sé cómo ubicarlo. No recuerdo su apellido, o lo poco que entendí no lo encuentro en facebook ni en google. Me quiero hacer la Sherlock Homes y no me sale. Mejor tiro todo para arriba y que María se haga cargo. Debo dejar todo en sus manos, para eso son la Santísima Trinidad.

Estoy leyendo a Coelho, "El Peregrino", que tanto Miriam, la psico, me había recomendado hace unos años. Y es atrapante, tiene tanto de mi búsqueda. Él por la espada, que en realidad, es un símbolo, y yo por el amor. Luego, cuando se hace esos cuestionamientos religiosos, me hace acordar a mí con todos los grupos de Meditación, los distintos afines con quienes he estado. Mi último grupo, algunos se han acordado, pero yo por ellos, me siento y me sentí tan abandonada... Eran mi apoyo semana a semana, y de golpe, porque perdí los campos, ya no pude reunirme y cuando iba tampoco me sentía a gusto, debo recordarlo. Tal vez, sea un mambo mío. Y quizá, ese no era mi lugar.

Mi padre me ha preguntado por eso hoy en el almuerzo. Es que me ha notado triste, yo creo, porque algo deslizó al respecto. Pero no es por eso, siento haber perdido a Nico. Su orgullo nos impidió volver a vernos. Y lo siento tanto, porque aunque no funciora, me gustaría hablar con él, que me entienda, porque sé que no es malo, que lo hizo de bronca. Pero yo no daba más de sueño, y cuando no duermo, no tengo paciencia, mi malhumor sale como un exabrupto, como un volcán de malos modos.

Dios... me darás la oportunidad de encontrarlo?

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