martes, 11 de julio de 2017

Reflejos que encandilan

Anoche me quedé corrigiendo el libro. Ahora entiendo a Clarisa, cuando contas tus cosas todo el mundo opina, juzga. Por eso ella mantiene el silencio, aunque no nos guste a nosotras que somos sus amigas.

Realmente me da pánico encontrarme con mi amigo, porque no es cualquiera, lo conozco desde los diez años. Quedé en verlo mañana pero me desvelé de sólo pensarlo. He dormido tres horas como mucho, mis ojos no pueden más, mi cuerpo lo siente.
Ayer encontré los guantes protectores para andar en rollers. Este finde que el tiempo no acompañó me perdí los encuentros y la clase en Puerto Madero.
A propósito, escribí el poema basada en un hombre que trota en esa linda zona, donde ver el río y las embarcaciones es un recreo. Es para el libro que haremos en conjunto para las fotos de Beto.
Reflejos, una idea ocurrente para mostrar lo diferente.
Me he inspirado en un asunto amoroso que como un viejo expediente ha pasado a archivo, porque ilusionada por el reflejo, al principio no me daba cuenta. En cambio, la noche sin brillos y sin pinceles, me ha permitido ver lo que a simple vista no podía verse.

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