jueves, 20 de octubre de 2016

Lola

Por lo menos lo hice, aunque no recibí respuesta alguna.
Ayer pensé qué maravilloso es decir lo que uno siente. Es liberador.

No te quedaste con las ganas de nada.
Aunque hoy te sientas un poco tonta.
Pero los sentimientos son así, no actúan por la razón, y no está bueno mantenerlos ocultos.
Si todo el mundo expresara los distintos matices del cariño y la atracción sería todo más transparente y también más genuino.
Está bueno que te digan que te quieren volver a ver.

Hoy me tocó bailar con lo más inerte: la indiferencia.
Servirá para correrme de lugar.
Para dejar de exponerme.
Para guardar un recuerdo y dar vuelta la página.

Y si no, no se podrá escribir un nuevo capítulo.

La vida es hoy, decía el amigo de Seba, a los gritos a las chicas histéricas del pub. Él sólo quería divertirse, pasarla bien. Un trago para compartir, una charla. En definitiva, él se lo pierde.

Lo mejor está por venir. Duele soltar, pero hay que hacerlo.
Duele el corte de rostro.
Pero estamos en un mundo libre, y es así la cosa.
Si no quiere, no quiere.
Por más que todo parecía distinto hace un tiempo.

El lobo se metió en la cucha y no quiere lola.
Lo lamento.

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