sábado, 25 de junio de 2016

No se trata de suerte, sino de buscar

A veces las cosas no pasan por casualidad. Hoy, por segunda vez, terminé en un bar en una mesa con veinte padres, que acabo de conocer la semana pasada, por el viaje de egresados de Juli, quien se cambió al turno mañana este año, y terminó emprendiendo esta cruzada que no estaba en nuestros planes.
Si bien, el otro día, la discusión grupal por whatsap parecía caótica, y pintaba otro tanto esta tarde, todo cambió radicalmente porque un padre se acercó a negociar con la empresa de viajes, y logró los dos liberados que hacían falta.

Siento que las decisiones te llevan a lugares impensados, con gente que no conocías, y todo puede resultar mejor que lo conocido o mejor que lo pensado. Así nos pasa en la vida en innumerables aspectos y situaciones. Cuando nos atrevemos a los cambios, a probar lo nuevo, a decidir libremente cuando estás en circunstancias que te incomodan. Entonces, te quedan dos cosas: o seguir padeciendo el presente, o jugarte por un nuevo futuro, aunque no tengas certeza.

Así pasó con Juli, cuando su división del año pasado, que venían juntos desde los 10 años, y eran unidos, recibiendo a los nuevos compañeros de cada año con los brazos abiertos, el último año cambió por completo. Para mi modo de verlo, al ingresar algunas compañeras nuevas, se transformaron en líderes negativos que dividieron el curso en tres grupos, a tal punto, que no se dirigían la palabra. 
Nuestra casa, que había sido un sitio de reunión siempre, dejó de serlo. Y Juli quedó más que lastimada. 
Este verano me preocupaba que en su último año perdiera la oportunidad de hacer nuevos amigos, si permanecía en la misma división. 
Al mismo tiempo, como la veía tan sola, probó en distintos clubes hacer deporte. Una tarde que salimos a caminar, vimos en la plaza unas chicas trotando. Al instante me di cuenta, que era practicantes de voley. Les preguntamos, y ahí nomás, fuimos a hablar con el entrenador. Sus días de verano pasaron a estar ocupados tres veces por semana por el voley, donde halló unas compañeras amenas y divertidas. 
Fue entonces, que pensamos en el cambio de turno, porque si seguía yendo al colegio a la tarde, ya no podría entrenar en el club. Fue una jugada arriesgada el cambio, pero ella conocía a los compañeros de la mañana por una actividad libre que propone el colegio, los días sábados. 
Finalmente, se jugó y lo hizo. Encontró nuevos amigos, teniendo amistades en las dos divisiones de la mañana. Y así, sin quererlo, llegamos al viaje. Porque antes no habíamos decidido hacerlo.
Todas estas decisiones sumaron para ella algo muy importante. Porque se sintió mucho mejor en el nuevo entorno, y yo lo comprobé con esa sonrisa con la que volvía todos los mediodías.
Además, trajo a colación algunos admiradores a mi dulce princesa.

Y este finde, está de campamento, en un retiro vocacional con la escuela. Como frutilla del postre, uno de los egresados del año pasado, fue invitado a colaborar en el retiro, justo el admirador de Juli. Bueno, se admiran mutuamente.

Las decisiones siempre valen cuando estamos incómodos o insatisfechos en los lugares que creemos establecidos, por hábito, obligación o descarte.

Nada vale más que nuestra búsqueda de felicidad, aunque tengamos que soltar personas que ya no nos brindan lo de antaño. Es que la amistad, la lealtad, o el amor, en ocasiones, no duran para siempre. Por eso, está bueno, no resignarnos, sino creer que siempre un nuevo mundo nos espera, en todos los aspectos que sea. No somos esclavos de nadie, ni tenemos que sufrir desagravios. Y cuando esto pasa, es que ése, ya no es nuestro lugar.

Lo bueno, no es cuestión de suerte. Es cuestión de buscar.

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