jueves, 23 de junio de 2016

Bellos tiempos

Hoy tuve los dos contrastes: por la mañana, en la clínica, tomando los psicotécnicos laborales, vi a una chica de 21 años que tuvo a su padre enfermo desde que nació, por lo cual empezó terapia desde chica, y pasó tiempo desde esa edad acompañando a su madre en los diferentes hospitales. Pasando los últimos tres años, cuidándolo junto a otros familiares, hasta que murió en Diciembre pasado. Si bien estaba sonriente, y su dolor se percibía, dijo que ahora empezaba su vida, y que se sentía bien porque había dado todo y hecho lo mejor que estaba a su alcance.
Por la tarde, atendí a un señor en el estudio, por una pericia por accidente de tránsito. Pero un hecho más doloroso lo marcaba: había perdido a un hijo de 20 años por meningitis en menos de diez días, hace un año y medio. Más allá de escucharlo, y ofrecer mi apoyo, le pedí que viera en youtube, la película "Las madres de Chico Xavier" y "Nuestro hogar", también del mismo protagonista; que leyera el libro "Muchas vidas, muchos maestros" y "Lazos de amor" de Brian Weiss; le aconsejé Flores de Bach (Star of Bethlehem para el duelo y curar la herida del alma, y Sweet Chesnut para la angustia mental extrema). Le expliqué, que algunas veces, el hijo que queda vivo se siente invisible, ya que sus padres lloran y dejan de "vivir" por el hijo fallecido, olvidando a quien está vivo.

Es difícil cruzar por estas situaciones límites. Y muy fácil enojarse con Dios, como explicó este hombre, quien confesó que luego de hablar con una tía, hace un tiempo, pudo ver las cosas de otra forma. Entonces, ahora le pide a Dios por su nieto, que lo proteja. Le sugerí que no se olvidara de pedir por él mismo, ya que lo necesita inmensamente.

Luego del trabajo intenso de la mañana, y de los pacientes de la tarde, he llegado antes de las 7 pm para ir al gimnasio. Hoy clase de step, pero mi columna no se lo banca. Entonces hago la clase completa, sin el dichoso banquito, o sea, el step, que sería como una tarima que a modo de escalón, sirve para subir y bajar, en sucesivas coreografías. En mi caso, lo hago todo en el llano, es decir, sin el step. Total es casi lo mismo, y, a mí, que no me cuesta nada salirme de los formatos, hago lo que mi cuerpo pide, y que no lo daña. 
La profe adhiere a mi decisión, ya que uno con el tiempo sabe cuidarse. Por lo menos, en algunas cosas como éstas.

Juli se va de campamento mañana. Tres días largos. Sil dice que pronto nos quedaremos solas. Creo que hay que aprender a vivir de un modo vida diferente. 
Criamos a nuestros hijos y los ayudamos a tener alas. Darles libertad, es tan importante como darles amor y también límites. Todas esas cosas, lo forman como ser humano.

Anoche, la guerra en el grupo de whatsap, por parte de algunos padres, por el viaje de egresados a Bariloche, era tan despiadada que no podía creer que fuera verdad. 
Todo porque a una alumna que no podía pagar el viaje, ciertos padres se oponían a darle el "liberado" (es decir, otorgarle el beneficio de no abonar y viajar, que la empresa brinda a dos pasajeros, dentro de un grupo que sí paga). 
A veces, me parece increíble tanta crueldad, tanta indiferencia. Pero, si te ponés a pensar, refleja lo que pasa en la sociedad. Sólo atiné a escribir al final de tanta pelea: Paz para el grupo, entre otras sugerencias.

Ayer, hablo con Leo, un adolescente que se le antojó largar el estudio, porque vio a su ex novia (una loca de atar) besándose con un flaco en el boliche. Intercambiamos audios, ya que conozco a su madre me había puesto al tanto de su decisión.
Le dije que no podía tirar todo por la borda por alguien. Y le recordé que alguna vez me había pasado, algo similar. Tener la peor noticia un par de días antes de dar un examen de ingreso a la universidad. En ese entonces, tenía apenas 19 años. 
Recuerdo esa noche, estudiando con Perla por largas horas, y yo tapando esa angustia que sentía que me destrozaba. Pero no podía tirar todo mi esfuerzo porque el tonto del que me enamoré me había dejado. Y poniéndole garra, superé ese examen. No podía creerlo, porque el 60% de los postulantes, había rebotado. 

La vida es una serie de pruebas constantes. Y la hacemos dichosa, en la medida en que nos proponemos que así sea. Programarse en positivo, es más que un clishé, y lo he comprobado últimamente cuando salgo. Cuando me digo y creo con toda fé que voy a pasarlo bárbaro.

A propósito, esta mañana me comuniqué con mis nuevas amigas doverianas (Moni, Ana y Marisa) para organizar para mañana. 
Además de Caro, Clari y Sil, que si bien han sido cazadas por el Cupido andante, algunas siguen saliendo, y otras se guardan
Una fiesta ocurrente nos espera el viernes, y como esa peli o serie que vi, haciendo zapping, el sábado a la noche, antes de partir sola para no fastidiarme, un cura en esa obra decía:

"En la vida cuentan las acciones y las omisiones. 
Los pensamientos no valen, ya que cuando sólo se mantienen en una idea flotante, para no concretar, no conducen a nada. 
Entonces, a modo, de curva matemática, alineó los dos ejes, las acciones por un lado y las omisiones, por el otro. 
Sería como un gráfico en forma de L, por decirlo de alguna forma. 
Y después, sacó otro eje, como perpendicular, que no puedo recordar, si se trataba del tiempo, del destino, o de algo que dependía de Dios. No sé porqué no puedo recordar ese concepto (por eso quiero volver a ver esta película).
La cuestión que el sacerdote viejo le decía al clérigo joven, o sea, al personaje de Juan Minujín, lo siguiente:

<Que había pasado su vida sin acciones y cometiendo muchas omisiones, pensando que Dios se ocuparía de hacer, lo que él mismo no hacía. Y que de esa forma, Dios le marcaría su destino. Pero hoy, se daba cuenta, de lo equivocado que estaba.
Que esa forma de proceder, había sido un error: porque la vida era para vivirla mediante las acciones (y que las omisiones y los pensamientos habían sido sólo modos de no decidir, de quedar en letargo, de perderse en una burbuja para no tener la valentía de hacerse cargo, de lograr las metas que anhelaba, y de la misión con la que había sido destinado>".
 
Brindemos todos juntos, o cada uno, desde su fuero interno, desde su rincón más privado del alma, por todas esas acciones que se mueren de ganas de salir de nuestro corazón, lleno de amor, lleno de ansias por ser felices, por darle a nuestra vida esa alegría que tanto nos merecemos, esos momentos bellos que podemos compartir espontaneamente, sin juzgarnos.

P.D.: Tres días después se solucionó lo del viaje a Bariloche, gracias a la negociación de un padre, y los chicos que no podían pagar, podrán ir. 



P.D2.: el lunes feriado fuimos con Sil al cumple de Andrea, esa amiga querida, que en el verano, cuando volviendo de Dover, nos agarró la cana. Ella se había olvidado el carnet del seguro, y en represalia, la grúa se nos llevó el auto. 
Aquí van las fotos hermosas de este finde pasado:
 

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