martes, 14 de junio de 2016

Conectar con nosotros mismos

Encontrar la causa. No la sé. Es desde el domingo. Hace rato que no me pasa. Lo que sí, estuve dos días sin meditar. Hoy lo hice. Pero esa sensación sigue, y la desconozco.

El viernes escuché en "Perros..." una historia de un flaco que escribió la canción "La dichosa vida", esa posibilidad de estar vivos que tenemos. Y el viernes cuando me agarró la duda de salir, me acordé del tema, y decidí no quedarme en casa. Y salí con la mentalidad absoluta de pasarla bien. Entonces, todo se encarriló, a pesar de los obstáculos, sobre todo para llegar: improvisar un transporte que nunca había tomado, y caer a la media noche en una ciudad que no conocía. Pero la pasé bárbaro.

Me hice unas flores (Bach). Necesito cambiar este estado. Encontrar qué es esto que me produce cierta insatisfacción. No es usual. No es común. Y por eso no entiendo.

Ponpon pasa su cola por mi zapatilla. Sí, es que después de sesión, pienso ir al gimnasio. La clase de las tres no me gustó. La profe habla más de lo que hace, y yo no quiero perderme ni un minuto. 

Si tuviera la oportunidad de hacer algo, hoy, como si fuera el último día... qué haría? Y con sólo pensarlo, la cara se me ilumina, no porque sepa qué, sino por la sola idea de hacer algo que me llegue, que disfrute, que marque este instante.

P.D.: voy al gym, pensando que la clase empezaba 7.30 pm, no es así, por lo que hago media hora de step y me suena a poco. Bajo al gimnasio, pido permiso de usar la bici. Luego de cinco minutos (calculo), me voy al eliptico donde estoy quince minutos, ahí sí se siente el trabajo de todo el cuerpo. Me bajo porque alguien se pone en el aparato de al lado y ya empiezo a sentir su energía, y comienzo a bostezar. 
Voy al profe y le pido hacer brazos. Me dice:

-No, hoy ya viniste a tres clases
-La de las tres fue como no hacer nada... la de recién llegué tarde porque estaba trabajando... y ahora casi no hice nada...
-Pero vos no te habías anotado en las clases nomás?
-Sí, pero ahora me voy anotar acá también

Entonces accede. Me indica dónde están las mancuernas. Hago brazos mientras miro en el otro salón que nos separa de un vidrio, la clase de training box (hoy todo se dice en inglés en Argentina...). Luego, de varios ejercicios, estiro loa brazos para que no me duelan mañana. Le pido al profe una colchoneta para hacer abdominales. Sube al salón para traer una. Y sigo con el ejercicio. Finalmente me despido, quedando que para mañana me indique un circuito completo de ejercicios. 
Salgo a la noche estrellada, hace frío, pero no tanto. Camino por el parque interno del club. A un costado está la pileta de invierno. Adelante, las canchas de tenis y otra exterior de básquet. No puedo creer que son las nueve menos cuarto. El tiempo ha volado. Vuelvo a casa para darme un baño. El ejercicio me ha reconfortado.

  

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