lunes, 3 de agosto de 2015

Canción de despedida

Ayer fuimos a caminar por Palermo con Juli. Aprovechando que almorzamos en el shopping, mientras yo me metí en una librería, ella recorría los locales de moda. Me sumergí entre los libros, inspeccionando tapas, editoriales y autores nuevos. Me fui proyectando más sobre mi próxima edición, y terminé comprando un libro: "¿Y tú qué crees?" de Eva Sandoval. Recién lo empiezo.

De alguna manera, ver el lago, los patos, la gente en rollers, caminando o en bicicleta, me preparó para lo que se aproximaba. Esta madrugada me despierto, y como hago siempre, miro la hora para ver cuánto me falta para levantarme. Esas cosas que después que tenés hijos, no recuperás como antes, mi forma de dormir es diferente, entrecortada, breve, y con una gata que maulla si me pesca con los ojos abiertos.

Una linda dedicatoria de despedida. Con muchas más líneas de lo esperado. Y lo que confirma, indudablemente, que no es del montón. Así que, me retracto y pido perdón, por cualquier adjetivación desenfrenada que le haya tocado en este blog. 

Aunque lo podría haber dejado ahí, contesté. Y lo bueno de todo esto, es que nos dijimos lo que pensábamos. Sin especular si quedábamos bien o mal. Por lo menos en mi caso, no me importó. Fue bueno expresar lo que tenía adentro, una práctica que se esquiva bastante en estos tiempos.

Cuando salí del trabajo una sensación entre la garganta y el pecho hacía una especie de cosquilleo. No era angustia, no era tristeza, pero sin duda, tenía pinceladas de todo eso.

Esa sensación amarga, brotaba de mí, como la espuma de una cerveza, que en pocos segundos se extingue. Bueno... a mí me tomará un poco más que eso.

He pensado en sacar algo bueno de todo esto. Empezar un deporte, o anotarme en zumba, o en el gimnasio. Algo de eso. 
La vida fluye y cambia todo el tiempo, y la única manera de no sufrir es adaptarse a ese cambio, y superarse atravesando las situaciones y las circunstancias. 

Crecemos todo el tiempo, y sé que de otra vida nos conocemos. Esta sería una cuota pendiente, esos encuentros cercanos donde dos almas se conectan, quién sabe para aprender qué...

Estas últimas semanas me dieron para que tenga. Otro tema es el grupo de Meditación, no puedo reunirme por falta de campos (una cuestión energética, digamos), y entonces no entiendo hasta dónde esto es una familia espiritual? 
No puedo ir al campo, justamente por mi falta de campos. Toda una cadena de cosas que aún no sé si han sucedido porque yo no debo estar allí, o porque yo sola me enriedo.

Cambiando el tema, el sábado a la tarde Juli se ha reunido en casa con sus nuevos amigos. Es que en su división hubo grandes cambios, y las elecciones de cada grupo han hecho que cada uno haya emprendido otro camino. Los que van a bailar ya no vienen, y los que siguen a los líderes cantantes del momento, tampoco. Y en ninguno de esos dos grupos encaja ella. Lo único que le importa es hacer ropa y crear sus propios diseños. Ahora está terminando una camisa de raso color fucsia. Le he preguntado por enésima vez si quiere ir a bailar y me dice que no le interesa. Que los viernes va al colegio, y de ahí a Piazza, y que cuando sale a las 9 de la noche, sólo quiere venir a casa, cenar, ver la novela e irse a la cama.

Otra cosa que le encanta es ir a comunidad, un invento de los colegios religiosos que hace unos años llevan a cabo para los adolescentes. Es los sábados a la tarde, se reúnen en la escuela, y van vestidos como quieren. Juli se echa el placard, jaja, no tanto, pero se esmera... Charlan de sus cosas, hacen juegos, todo dirigido por coordinadores jóvenes, unos años más que ellos. Después, los que quieren van a misa de las 7. 
La cuestión, que como estaban en vacaciones de invierno, se extrañaban, y se armó una reunión. Necesitaban una casa, y aquí vinieron. Yo me borré, por supuesto, así estaban tranquilos. Todo bien.

Volviendo al tema "desamoroso", habrá que seguir, habrá que repuntarla. Otra alma que se va. 
La vida sigue, la vida es juego. Por más que nos duela las personas no se quedan para siempre. Es que vivir es un suceso de encuentros. Algunos duran más, otros menos. Unos te llenan el corazón, y otros te hacen brillar los ojos cuando los recuerdas...



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