viernes, 7 de agosto de 2015

¿En el amor...sos gato importante o perrito faldero?

Mientras empieza a tronar de vuelta, la t.v. me semblantea el político que me quiere convencer, o que quizá quiera hacer algo.

Esta mañana no salí en bote de milagro ¡cuánta lluvia! 
Fui a trabajar porque ya había gente esperándome, si no, me quedaba.
Pedí "protección y equilibrio, y asistencia para no mojarme dentro de lo posible", cuando lo decía mientras cerraba la puerta, pensaba qué locura. Pedir no mojarme con esta lluvia. Y sin embargo, la Madre siempre te escucha. 
Y sí, cuando me tocó salir, la lluvia era tenue y llegué seca. Con mi paraguas, mis botas de goma y mi campera para nieve.

Medité contestar un whatsap casi 24 horas. Al final, mandé con fritas... pero después de tanto halago, no obtuve respuesta. La vida sigue, la vida continúa por suerte.

En el amor si actuamos como los perros, nos va mal. Mover la cola y ser los perritos falderos, fieles, amistosos y siempre dispuestos, no sirve para que el otro te tenga en cuenta. Todo lo contrario. Cuando das seguridad, el otro no te valora y pierde el interés.

Pero si actuás como los gatos, en el amor te va bárbaro. Los felinos hacen lo que quieren, te podés cansar de llamarlos y si no tienen ganas te miran desde lejos. Pero cuando se les antoja se te acercan, ronronean y sutilmente te rozan con la cola para que te des cuenta que ellos están presente.

Es tan fácil la receta, que si no la aplicamos, la culpa es nuestra. No le pidas peras al olmo, ni llores, ni patalees.

En este nuevo libro que estoy leyendo, un párrafo resume la capacidad de soltar. De desprenderse de las relaciones y de no aferrarse a nada. Aquí va:


  • "En la vida todo cambia constantemente. Si nosotros no lo hacemos, no estamos fluyendo con la vida.
  • Si no fluimos con la vida, vamos a sufrir.
  • Si estamos sufriendo ahora, es porque no hemos cambiado.
  • El cambio no implica sufrimiento, sino la creación de nuevas circunstancias.
  • Cambiar forma parte de nuestra naturaleza. Por eso hay que abrazar el cambio y amarlo, sin temor"*
Sé que hablar con mi compañera de grupo me ha cambiado totalmente la energía. Me dio potencia. Entusiasmo, alegría. 

Y todo eso, provocó un giro interno, donde no dependo de un hombre para estar pila. Y ya no me importa nada, vendrá quién vendrá, y mientras tanto ya no es fundamental el sendero ni el objetivo, ni la ruta ni la llegada, sino la forma en que transite ese camino. 

Según cómo lo viva, con placer o con alegría, ahí está la clave, y así será el resultado. Ahí me constituyo a mí misma. 

Porque lo esencial es invisible a los ojos, y donde está el corazón, no está la fachada. 

Y aunque las formas y los modos nos seducen al principio, si tenés las manos vacías es porque no acariciás nada. 

Y el amor verdadero, se siente en una caricia, en un abrazo gigantesco, y cuando el sexo es un verdadero encuentro.

*Del libro "¿Y tú qué crees?" de Eva Sandoval, Edit. Urano.


No hay comentarios:

Publicar un comentario