miércoles, 19 de agosto de 2015

Sensibilidad pisciana

Tengo una mezcla de sensaciones, chuchos de frío, nostalgia, grupo viejo y grupo más viejo aún, llamado de mi antiguo grupo, y del último ni noticia. Las cosas pasan por algo. Todo en la vida tiene una explicación, una especie de juego en donde tirás la pelota y alguien te la devuelve.

Como la otra noche en Martínez, fuimos a un lugar nuevo, y en el medio de lo inesperado, algo se dio. No sabemos cuándo volveremos a ver a ciertas personas que conocemos, o si es un encuentro único. Lo importante es la conexión, sea el tiempo que sea.

Esta noche pensaba ir al entrenamiento, pero este estado de semi gripe, realmente no lo habilita. No es lo apropiado, más en cancha descubierta.

Lo único que me mantiene arriba en este momento, es mi nuevo deporte: el fútbol. Femenino porque jugamos mujeres. He ido el sábado a Flores, donde empieza un grupo nuevo. Quedé literalmente destruida, pero fantástica, porque me he divertido mucho. Y eso es lo que busco en este momento. La motivación. De paso, ponerme las pilas y sacarme todos estos quince kilos de encima que he incorporado los últimos tiempos.

El feriado me invitaron de otro grupo a jugar. Aprendí muchas cosas: el precalentamiento, mejor que en Flores, y una técnica que discutí con el entrenador, y me dio el fundamento. Entonces, cuando lo entendí, lo apliqué, antes me revelaba contra eso. 

Estoy en la cama tapada porque es la única manera de reponerme. Afuera  hay un sol incipiente, y pinceladas de nubes blancas.

Hoy al llegar a casa, unos hombres se acercaron, padre e hijo, adultos, explicándome que alguien había robado su perro salchicha de 8 meses, de la parte de atrás de su camioneta. Me dieron su tarjeta por si sabía algo del cachorro. Porqué la gente sigue procediendo inadecuadamente. ¿Para qué robar una mascota inocente? Sufre el animal y los dueños. Cuánta justicia necesita este mundo.

Volviendo al tema del momento, por lo menos, en mi vida, el fútbol es lo que me da una sonrisa estos días. Sólo el hecho de saber que voy a ir a jugar, me motiva. Está bueno, eso, ya que antes mi motivación era el fulano de turno que me ignoraba por completo. Y tener la cabeza en otra cosa, me permite ya no estar pendiente de ningún hombre del planeta. Todos queremos el amor, pero no a costa de un corazón sumiso.

El sábado he estado en otro planeta mientras conectábamos, pero el hechizo dura muy poco. No sé porqué. 
Fuimos con Sil, y por primera vez, se sumó Euge. Encontramos a Gaby con el novio, allá. El lugar era pintoresco pero la gente muy mayor. Salvo él, un pisciano muy dulce y tranquilo, al que espero volver a ver. Si Dios quiere...


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