martes, 12 de julio de 2016

La importancia de la delicadeza

Compro un libro en la estación de tren, un mediodía que vamos con Juli a averiguar el trámite del apellido... que descartamos porque es un lío, y ella va a seguir siendo la hermosa persona que es, bajo el nombre que sea. 
Por lo menos, eso traté de transmitirle, después que en varias ocasiones sus ojos se humedecieron, a causa de esa emoción que asoma, cuando considerás algo injusto.

El texto que descubrí es de Pilar Basté, la creadora de editorial Luciérnaga, llamado "Mis encuentros con...", en el que describe a distintos autores de obras espirituales, con el objetivo de lograr un mayor conocimiento antes de publicarlas.


Cada día, me lleno de historias hermosas que han llegado a mis manos casualmente. Es que cuando noté, aquella mañana, al salir de casa, que en mi cartera repleta no cabía más nada, pensé que compraría algún libro, para leer en el viaje.

Es un texto muy espiritual, con una historia de vida hermosa, que leo en mi trayecto en colectivo, y rara vez, en el club o en casa. 

Han pasado muchas cosas estos días, todas lindas. Abriendo mis posibilidades de encuentro, con nueva gente. Nuevas almas que necesitan compartir como yo, y disfrutar en compañía.

El finde he salido dos días seguidos. Tanto, que luego me ha costado dormirme. Me he pasado de vuelta. Esto es nuevo para mí, más en esta época.

Cambiando el tema, ayer, en dos ocasiones por hacer algo por los demás, y que no tenía ganas realmente, me he puesto en un lugar incómodo. Creo que darle bolilla a la intuición, es más que importante, y esta vez no lo he hecho.

Por ejemplo, frente al enojo de alguien que ha terminado una relación amorosa, su agresividad desborda por whatsap, cuando con otra amiga tratamos de contenerla, preocupándonos por ella. 
Todo esfuerzo inútil porque ante tanta soberbia y verborragia, no escucha ni piensa en analizarse, en qué está fallando.

Es entonces, cuando una frase de este libro me viene al pie de la letra, para realmente darme cuenta que no hay nada más importante que el tacto y la diplomacia para decir nuestra verdad.

La palabra justa, y sin agredir, puede ser una gran puerta. Al menos, para hacerle saber al otro que de alguna forma, la está pifiando.
Pilar Blasté menciona a una escritora que explica, en una conferencia, la importancia de la delicadeza. Algo que hoy en día, se le da tan poco valor, y que parafraseando a un santo francés, cuyo nombre no recuerda, dice: 

"No hay nada tan fuerte como la delicadeza, 
ni tan delicado como la auténtica fuerza".

Y es así, que cuando queremos ser crudos y certeros, decir algo verdadero, pero sin aditamentos agresivos, puede ser muy contundente si se lo hace con delicadeza.

Recuerdo a Pepe, un hombre cano, que me había permitido hacer mi programa en su radio, hace unos años, que me decía siempre, que cuanto más enojado estaba, más despacio y con menor volumen hablaba. Yo lo escuchaba asombrada, pues para mí, era imposible hacerlo.




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