Llueve, la tierra lo reclama. Como mis pedidos silenciosos al viento, donde cada noche vivo, donde cada noche muero.
Hoy es un momento que disfruto de estar en casa, es que con el trabajo nuevo y con la madrugada diaria, le suma a mi cansancio.
Ayer mientras esperaba en la clínica veía el dvd de Baute. Qué placer, y ahí cuando estaba cantando, tratando de seguir la letra, porque apenas se escuchaba, me llamaron. Justo en lo mejor!
Por suerte se van a reconstruir mis dientes. Es que en estos días, recordando a mi profe Gus, he tomado Chesnut Bud, una flor que te hace aprender de la experiencia, y en un par de días he hecho unas cuantas cosas que tenía pendiente. Voy a seguir tomándola.
Pero me puse a repasar mis apuntes del curso, para orientarme un poco y saber porqué tengo esta ansiedad de comer, y cómo puedo pararla. Sil me dice que todas están así en su trabajo, algunos pacientes me comentan lo mismo, pareciera algo generalizado.
Me he quedado con las ganas del ir al cumpleaños de Clarita, con sus seis años, esa edad tan linda, quería compartirlo con ella, pero entre mi trabajo y la distancia, más la falta de auto, no he podido.
Anoche, así como estaba planeado, lo hemos mantenido, y no hemos salido, nadie del grupo. Hay lugares para dejar, para rotar, para cambiar.
Tenía ganas de decirle a él que viniera a casa esta tarde, pero con esta lluvia, estaré en familia, y a la vez, tampoco estoy tan segura.
Pero sé que necesito alguien estable, ya no tengo ganas de deambular en los boliches, no lo siento.
En realidad, hace rato que me pasa. Pero cuando me entretengo con gente linda, es más llevadero.
Sé que mi vida tiene que ir por otro lado. Aunque no sé por dónde, ya que si me quedo encerrada, tampoco conoceré a nadie.
Hay que tener paciencia, fé, tolerancia. Todo vendrá en su momento adecuado, mientras tanto, a seguir remándola, ya que sin duda, me encontraré con más almas, de todas las tonalidades, y estará en mí, la elección de los colores. Es la única que cabe.
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