domingo, 7 de agosto de 2016

Un lugar para el amor verdadero

Hacer y deshacer. Pensar y diagramar. Aunque esto último no se puede hacer con los sentimientos. Cosas que penden de un hilo invisible, y cuando recién te conocés... todo es un misterio. Como pisar con pie de plomo. Cuidarse e ir con cuidado.

Sé que nos pasa lo mismo. Atracción pura. Temas que nos vinculan por casualidad, pero detrás del telón, todo cuenta. Y todo pasa en la dimensión desconocida, más bien entre líneas.


Me doy cuenta hasta cuando está manejando, no sé si por su forma de contestar los whatsaps, o qué. Pero él se sorprende de cómo puedo intuir eso.


Este finde no he salido porque se organizó en casa la reunión previaje. Y los preparativos me han puesto a hacer de todo, ya que la casa la tenía bastante abandonada. Trabajo de hombre, tareas pesadas, rasquetear paredes, las que dan al patio y se han llenado de humedad. Limpiar, ordenar, cambiar muebles de lugar. Inventar "sillas", poner a funcionar la creatividad y el ingenio para ver como pueden entrar 60 personas en un living de 4 x 5, y agregar plateas en el pasillo.


Por suerte salió todo muy lindo. Y además de todo eso, acomodar la terraza, sacar los pallets y subir unas rejas inmensas. Comprar flores y acomodar el jardín, para adornar la casa y hacerla más cálida, más acogedora.


Terminamos al final, el grupo de siempre, cuando la mayoría se fue, tomando, algunos mate, otros capucchino o té. 


Y desde ayer, recuperar el sueño, de todos estos días previos de trabajo. Pero ya tengo el okey, y tengo que pasar a concretarlo. Siempre imaginé este día, el del pago del viaje, reuniéndome para festejar la definición. Pero el día ha llegado, y no me animo a decirle nada. 

Aunque ya mucho nos hemos dicho, sin decirlo, abiertamente. Sólo con diplomacia y sutileza.

Cuando lo veo, digo no es él. Pero cuando nos ponemos a hablar el imán de energía me atrae. Nos atrae mutuamente.


Somos de dos mundos diferentes. Y aunque esta vez no tengo reparos, tampoco pienso mucho. 

Es una situación muy comprometida. No es para boludear... no es un boliche. Es un lugar serio. Las circunstancias nos han juntado en este punto de la vida, donde la intersección, jactada de una excusa bien benévola, nos ha puesto a conversar y a develar nuestros disfraces de padres ocupados, emprendedores, dadores pero carentes de eso que tanto necesitamos... el amor verdadero.

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