sábado, 25 de julio de 2015

Camuflada bajo el sexo

Ya se me pasó el amor... es que no había nada, sólo una ilusión. Es eso. Igual pienso que debe tener novia, y que no sabía cómo dividirse en este juego. Así que, lo único que tendría con él, de ahora en más, sería sólo sexo ¿qué más? 

Me encanta pasear con Juli. Esta mañana nos fuimos a Once, a comprar telas. Después de ver unas cuantas textiles y pensar que no podría encontrarla, apareció. Me dijo que era justo la que ella quería, color azul, así que en vez de hacerse un chaleco, pedimos un metro treinta, para que pueda cortarse un saco. 

Después le compré un suéter rojo con corazones y una campera de cuero ecológico azul francia, bien calentinta, que le hacía falta. Por mi parte, me compré una remera roja con estrellas pequeñas, que aunque no es lo mío, para zafar debajo de un pulover, no está mal. 

Volvimos peladas, nos quedó para pescado, bananas, lechuga y tomates cherry. Ahora en el living disfrutando del calor del hogar, dulce hogar, que nunca falla. Es la mejor muestra de amor, mucho más consistente que todos los hombres que hayan pasado por mi vida alguna vez. 

Rami insiste en el teléfono, no entiende. El flaquito de Dover apareció el día del amigo, tonta excusa. Al día siguiente ya se enganchó con cualquier verdura. No entiendo cuando ya les aclaré que ya fue. No es que me borré y punto. Sino que lo expliqué. Lo que nunca hacen ellos...

Esta noche vamos a romperla, haga frío, llueva o truene. Bajé tres kilos desde el domingo, Scardale, la dieta de la adolescencia, me salva de mis pecados. 

Y quiero pecar, quiero divertirme, quiero un poco de ternura, y necesito ser más dura, menos ingenua, más fuerte. Es lo que se usa en estos tiempos, y tendré que camuflarme hasta que alguien de verdad se dé cuenta de todo lo que puedo quererlo...







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