lunes, 2 de noviembre de 2015

Tratando de aceptar la realidad

¿Cómo se hace para olvidar? ¿Cómo me desprendo de vos, de esos pensamientos que hacen un laberinto en mi mente, y no sé cómo salir?

Te quiero, pero vos... no sé. 


No quiero estar pendiente. No quiero sufrir. 


Porqué te conocí? Quiero salir corriendo de aquí, borrarme en la playa de tu amor, para no saber más qué es esto que siento.


Puedo decidir que no te cruces más en mi vida, pero lo voy a sentir mucho.


Qué puedo hacer? Ya nada... olvidarte, dejarte ir, pensar que no te conocí...


Quién sos? 


Un alma que se atravesó en mi destino para decirme que no estoy tan sola, que de algún modo estabas ahí.


Porque aquí en el presente, tu ausencia es grande, salvo en mi cabeza.


¿Qué pasa? No hay otra cosa en qué pensar.


Puedo ahora mismo mentalizarme, y cerrar la puerta. Chau, nunca más y nunca menos...


Sólo sé que lo único que le pido a Dios es que si algo sentís por mí, me lo demuestres con claridad. 


Quiero cerrar los ojos y dormir... Y despertar cuando esto haya pasado, por sí o por no.


Está bien, mi cabeza va a estallar, pero vuelvo a practicar lo que tiene que tener mi mente, para que el amor tenga lugar en mi existencia:



  • El hombre que me quiere llega a mí con cariño, con dulzura, con entrega.
  • Ese hombre es bueno, y sólo quiere mi bien.
  • Nuestras charlas son tan placenteras como nuestro sexo.
  • El buen humor y el compañerismo es algo natural en nuestra relación.
  • Juntos sabemos que somos los más felices del planeta.

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