lunes, 19 de noviembre de 2018

No sueñes que se terminó... porque apenas empezó

No me puedo dormir. Hace rato que alguien no me inspiraba a escribir. Tenía el blog olvidado, harapiento, casi te diría con telarañas por todos los rincones. Pero alguien abrió una ventana, sin permiso, y se empezó a filtrar la luz. Como esos rayos de sol que hacen juego de luces y sombras en el flotar del polvo.
Es cierto que en este tiempo, estaba tan out, que ni siquiera tenía ganas de sexo. Sin embargo, un combo perfecto se desarrolló como el esbozo de un cuadro a pinceladas crudas: la música, el baile y tus masajes en mi espalda, más tus besos robasueños, me llevaron a un punto en que sólo experimentaba el estiramiento de un círculo perfecto esperando por el dardo de tus deseos. Eso era lo que sentía, cuando te decía que me moría de ganas, y vos más te esforzabas para que cediera.
Mencionaste que me ibas a cuidar, palabra que resonó, como un cuenco tibetano en mis oídos. Si supieras que hace tanto tiempo, no siento que alguien me cuide, que esa frase fue otra varita mágica como parte de tu hechizo.
Lo hubiera hecho con gusto, pero la última vez que me dejé llevar por mis instintos, salí peleada del telo.
Me pregunto, si te habrás ofendido por no haberme ido contigo, señor egocéntrico... lo digo con cariño.
Por lo menos ahora, se me ha ido el dramatismo. La angustia y la ansiedad han desaparecido. Porque si no me llamas, estoy segura de encontrarte en el mismo sitio.
Recuerdo que dijiste haberme visto tres veces, antes de acercarte a la pista. Te dije que estaba aburrida, y que casi estaba por irme. Señalaste que no era así, y que incluso me viste muy bien acompañada. En ese momento, no se me ocurrió nada. Pero luego, hice un raconto, y recordé tres ocasiones. Cuando bailaba con frenesí con mi amiga. Cuando en la barra, se acercó un amigo fachero de Dover y tuvimos un breve diálogo, mientras él se tomaba un whisky. Y por último, cuando un pesado, pasado de copas, me sujetó las muñecas levantándome las manos para bailar con tanta fuerza que no podía zafarme. O sea, que sos experto en hacerte la película.
Ahora que ya hice mis descargos, espero vencer al insomnio, y de verdad soñarte como antesala del show en vivo.

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