miércoles, 21 de octubre de 2015

Noche esperada

La espera es larga, es tenue, y tiene un dulzor de los besos que imagino. De tus caricias donde más espero. De plasmar lo que se formó de la nada, de lo inesperado, de lo espontáneo. Cuando vas a buscar allá...y todo lo tenías acá.

No sé nada de vos, y sé todo. Mi intuición funciona para que sólo aprenda a desinhibirme. Después todo lo dirigirás vos. Con esa pasión que no conozco, listo para capturar todo lo que desborda de mí, y que quieras contener.

Ojalá seas esa parte buena que parecés. O que brote en vos ese cariño que yo tanto necesito.
Porque sólo es eso lo que quiero... afecto, cariño, y quizá amor. Nada más. Sin condiciones, sin controles, sin estructuras. Sólo la pureza de darse lo mejor siempre. 

Y que cada vez que nos encontremos, nuestro contacto sea un arroyo de paz. Con todo lo que ambos estamos buscando. 
Un refugio que lo sientas tu lugar, pero no cualquier sitio, sino tu lugar en el mundo. Donde te sientas protegido y querido. Donde todo el kilombo pasado sea agua bajo el puente, y donde todo el frío sentido sea una postal seca, y olvidada. Conceptos que ambos hemos vivido, aunque prácticamente no lo hemos hablado.

Todos necesitamos amor. No sabemos cuándo vamos a encontrarlo. Apostamos al todo o nada. Nos brindamos y a veces, salimos heridos, o desahuciados. 
Pero el día menos pensado se cruzan los caminos. Los ángeles de ambos se ponen de acuerdo en juntarnos, y se tironean las aureolas cuando no pueden creer que en vez de descubrirnos, nos pasamos la mayor parte del tiempo mirando para otro lado.

Cuando la felicidad está ahí mismo, en la punta de los dedos. Sólo era necesario dar forma a las palabras, para que alguno de los dos se atreva a decir algo. Y dejar así, de tapar el sol con la mano.

Ojalá te dés la oportunidad. Ojalá yo confíe en que esta vez algo va a salir bien. Y si sos la luz de mis ojos, cuando me mires, te encontraré. Entonces, cuando tus manos me tengan, te atraparé.


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