miércoles, 19 de diciembre de 2018

Somnífero a las dos de la mañana

Desvelada. Hace horas que doy vueltas acostada. Ni la t.v. me sirvió de «arroró». Me levanté, puse la radio, para que el silencio de la cocina, no me intimidara.
Me tomé una malta, y comí unas ciruelas pasas sobre un pan tierno, para suplir la mermelada.
En la Metro pasaban buena música, pero debo acostarme. Dormir.

Es que en la siesta el sueño me sorprendió y fue tan profundo, que cuando desperté no sabía si era la mañana, y si debía ir a trabajar.

Hace unas horas viniste a mi mente.
¿No era que yo la tenía tan clara?

No armé el árbol de Navidad. Hoy cuando lo vi en el gimnasio, pensé en armarlo. Pero nada.

Hubo una pizza-party, el sábado, en el gym. Me enteré hoy en la clase.

Tengo que contar ovejas. En cuatro horas tengo que levantarme.

No quiero ser dependiente. No quiero recordarte.

Un perro ladra desde una terraza. Refrescó y cerré la ventana.

Vi tu paisaje, ¡qué lindo!
No quería espiar para no verte acompañado.

Voy apagar el celu, de donde escribo este descargo.

Sos mi calmante para dormir, blog querido.
Espero que esta pequeña dosis, intrascendente, porque no he dicho nada, me sirva para entrar en trance.
Sueños... vengan a mí, hay lugar en mi cama.

No hay comentarios:

Publicar un comentario