sábado, 24 de enero de 2015

Ordeno mientras espero

-Qué fuerte este relato. Jamás me imaginé que pensaras en mí. Recién salgo del trabajo.

Ese fue el mensaje, que no me atrevía abrir, y al que no respondí. 
Debe estar procesando tanta dosis de sinceridad y humor, todo junto, en una misma bolsa, como balde de agua fría.

Hoy me dediqué a la casa, aprovechando la movida que el señor acuático está poniendo a punto todo lo que se venía abajo. Esta tarde al nadar me dolían los brazos, porque ayer ayudé a sostener la alacena de la cocina mientras él hacía los ajustes para colocarla. 

Mientras arreglo la casa, trato de poner todo mi énfasis ahí para no pensar en nada, y dejar fluir lo que tenga que ser. Esperar no cuesta nada, sobre todo cuando estás concentrada en otra cosa. Estos nuevos muebles ayudaron a despejar el desorden, cada cosa en su lugar, como el programa de H&H, muy inspirador, lástima que cuando cambié de cable no tenían este canal.

Hoy traté de pensar, cuando ya habían corrido las horas y seguía acomodando, que estoy poniendo todo a punto para cuando conozcas mi hogar. Hasta imaginé que algún día vendrías con tu hija.

Soñar no cuesta nada. Hoy estoy muy cansada. Anoche pude dormir, tu respuesta me dejó más tranquila. Tu silencio actual, no tanto. 

Mañana no tengo ganas de salir, la verdad. Creo que voy a hacer vida introspectiva. Aunque esta tarde cuando lo pensé, me dije, pero si saliendo lo conocí, si me quedo adentro ¿qué gano?



No hay comentarios:

Publicar un comentario