lunes, 1 de diciembre de 2014

Aceptación sin castillos en la arena

Me acabo de dar cuenta, qué tarde... nunca te interesé, en lo más mínimo, cómo fui tan necia en no verlo antes.
No sé si esta conclusión es parte del mecanismo del duelo, pero lo siento así, tan crudamente.
Como dice Osho, tengo que disolver todos los sueños, expectativas y deseos, y cuando ya no están, queda la nada, y ahí podés construir sobre bases sólidas, no sobre cuentos de hadas.

"Es un momento en que estás listo para abandonar cualquier tipo de expectativas que hayas tenido sobre ti mismo y sobre otra gente, y asumir la responsabilidad de cualquier ilusión que hayas podido estar manteniendo. No necesitas hacer nada más que descansar en la plenitud de lo que eres ahora mismo. Si deseos, expectativas y sueños se están disolviendo, tanto mejor. Su desaparición está abriendo espacio para que se produzca un nuevo tipo de quietud y aceptación de lo que es, de modo que serás capaz de dar la bienvenida a ese desarrollo de una forma que nunca fuiste capaz de hacer antes. Saborea esta cualidad de ir más despacio, de llegar a descansar y de reconocer que ya estás en casa. (Osho, "El juego trascendental del Zen").

Estoy frente al teclado y pienso qué he hecho todo este tiempo? Malgasté mi tiempo? ¿Qué papel hice con vos? Y todo esto, es sin duda, el ego que me perturba, el orgullo. Y quién sabe cuántas cosas más. Lo siento tanto, qué idea tendrás de mí ahora. Eso no puedo manejarlo. Comportarse auténticamente trae sus consecuencias, no todas lindas, por cierto.

Espero no perder la fé en otras personas en el futuro. No meter todo en la misma bolsa. Darme la chance. No negarme nada. No privarme de sentir amor alguna vez. De ser sensible, porque es el eje de mi esencia.



No hay comentarios:

Publicar un comentario