sábado, 20 de diciembre de 2014

Más allá del envoltorio

Una paciente hipercelosa me mensajea anoche. Un rato después, mientras hago zapping, una frase de Pablo Echarri me viene al pelo, y se la envío: "Cuando uno más atención presta, más se obsesiona por las cosas. Yo aprendí a no querer estar en todo como antes, a no tener necesidad de engancharme". 
Si bien esta reflexión servía para los celos, también era útil para otras cosas, todas las que tienen que ver con "amar demasiado".*

Cuando estamos muy pendientes, perdemos el misterio, y el otro pierde el interés automáticamente. Nos pasa a nosotros cuando así se comporta el otro. Es fácil, no es ninguna ciencia entenderlo, sin embargo, a menudo pasa.

Hoy estoy bien, muy bien, como para salir sin melanco, sin temor a encontrarte, hoy todo me da igual, en el sentido, de "sin condicionamientos", podría verte, cruzarte y saludarte, sin más. O podría ir, y ya no fichar a todos los hombres con camisa a cuadros, porque ya no necesito buscarte. Saliste de mi vida de la mejor manera, sin rollos y sin sombras. Como deben hacerlo las almas que se encuentran para intercambiar conocimiento espiritual, aprender y evolucionar. Simplemente eso.

Hace un rato, le decía esto, justamente, a mi paciente celosa, que ya encontró "la evidencia". 
-Justo que vienen las fiestas, estoy igual que el año pasado
-No, no estás igual. Antes no salías, vivías encerrada, estabas aislada, no tenías amigas, ni novio. Por lo menos, ahora "viviste", antes ni te animabas a hacerlo por miedo.
-Es cierto
-A veces, nos encontramos con las personas porque nos conocemos de otra vida y tenemos que aprender algo. Pensalo así. Es la única manera que puedas entender esto desde otro ángulo. Si no, vas a estar resentida...

Todos conocemos la oscuridad en algún momento de nuestras vidas. Lo importante es darnos cuenta a tiempo y alejarnos. Pero nuestra existencia está llena de encuentros, y cuánto más sanos somos psíquicamente, sabremos elegir, y atraer a las personas que tengan que ver con nuestra vibración energética. Pero sin duda, todos tenemos pruebas, es la vida. No hay que hacerse ningún mambo por eso. Simplemente disfrutarla, con todo lo que tiene. 

Pero recordar que estamos en un tiempo en que rige la ley de la correspondencia, y todo vuelve, lo bueno y lo malo. Por eso, como le dije a esta paciente, no te enganches en rencores ni en venganzas. Lo mejor es cortar por lo sano. Porque de otra forma, emanamos una energía oscura cuando nos enojamos.

Soltar es también una forma de aprender. Confiar y tener fe que algo mejor nos depara. Pedirle a Dios, a la Madre, a tu Ángel de la Guarda, lo que necesites. Ellos nos escuchan, pero necesitan de nuestro pedido, ya que carecen de libre albedrío. Sólo responden a lo que pedimos. Eso sí, no siempre será con tal persona o con tal cosa, lo que el universo nos depare viene en distinto paquetes y envoltorios. Así que no te quedes con la cáscara, explorá más allá, tienes que aprender a mirar a las personas, con otros ojos.



*En referencia al libro de Robin Norwood, "Las mujeres que aman demasiado".




No hay comentarios:

Publicar un comentario