domingo, 21 de diciembre de 2014

La primera reacción ante el miedo, es la huida

Hace dos meses casi que escribo esta nueva oleada del blog, cuando te conocí y despertaste todo eso en mí. Pero hoy, que acabo de cruzarte dos veces en ese mismo lugar, ni siquiera me saludaste. 
Me viste de frente a pocos centímetros, volteaste la cara, y cuando huiste, te toqué con mis dedos suavemente para decirte Hola, y en la primera sacaste grotescamente el brazo, y en la segunda ni te inmutaste. 
Primero, te topaste conmigo cuando bailaba con un tierno, con quien volví a charlar cuando me iba y me preguntó si pensaba volver el próximo sábado. Y luego te volví a ver, cuando hablaba en la barra con un flaco que me contó una historia muy extraña:

Primero me muestra una foto de su celular de unas torres con unas puntas en forma aglobada (no se ve mucho por la luz) , y me pregunta: 

-¿Dónde es esto?
-Luján
-No...
-Rusia
-Sí

Y ahí me cuenta que conoció a una rusa por internet, la trajo a vivir a Argentina, luego tuvo una hija que ahora tiene dos años, y ahora ambas se volvieron a Siberia. Me cuesta creerle, pero me muestra más fotos y hasta videos, todo mientras él toma champagne y pretende convidarme. Le digo "No bebo", y me mira sorprendido.
Pero lo que más me sorprende a mí, es que hace dos días mi blog tiene 17 visitas diarias desde Rusia. Qué coincidencia! Nunca había aparecido ese país y me llama la atención la suma de entradas a lo que escribo.

Paso la noche conociendo gente, los dos primeros tienen tu nombre, de alguna manera me estaban avisando que estabas.
En este lugar no parás de hablar, el intercambio es constante, también hay bravos cazadores, y algunos nada expertos para este arte. He dejado de bailar con media docena que sólo busca aparearse, de forma inmediata. Al final, otro me encara muy resuelto, cuando apenas hacía 5 minutos que bailábamos, me toma el rostro con sus manos pero esquivo el beso y desaparezco. La situación contrastante entre vos y tu indiferencia, y éste y su insistencia, hacen que mis ojos se humedezcan. Siento una angustia en el pecho, como una quebradura. 

Bajo al baño, y cuando subo le escribo a Rami. Cuando acabo de apretar "enviado", alguien se acerca y me saluda. Un joven amoroso que me confunde, charla conmigo intentando adivinar una historia que no es mía, y cuando se da cuenta se despide con una sonrisa. Él no lo sabe, pero por un momento, ilumina ese pedazo de soledad entre tanta multitud y tanto ruido. (Son los angelitos que Dios te manda en forma de persona para suavizar esos instantes).

Cuando me estoy yendo me llega la respuesta de Rami, está trabajando, ahora también le toca los domingos.

La calabaza hoy tiene forma de tren, y mientras esperamos con Sil en la estación, el frío nos penetra. Pero a mí no me preocupa, apenas lo siento, en comparación con la angustia que aún experimento en la garganta. Ya que es casi imposible entender cómo ese hombre que se describía como un víctima sufrido por amor, hoy se transforma en un seudovictimario.

Me pregunto porqué reaccionás así mientras camino bajo la lluvia, y como siempre tratando de "comprender", luego de parecerme tonta tu actitud, pienso que lo has hecho para no ilusionarme. Pero de todas formas, duele. Sobre todo cuando dijiste que eras tan sensible y te habían hecho tanto daño. Parece que te olvidaste de lo primero, y que de lo último te has contagiado, porque el daño que te han hecho te proponés en propagarlo. 
Te diré que no es la mejor opción, primero porque pasás por hosco y maleducado, y segundo porque a partir de fines de 2009 entramos en la ley de la correspondencia, y lindo, sabés qué?, todo vuelve. Así que por favor, no lo hagas. Ya no lo hagas. No hace falta. Sé perfectamente de tu miedo disfrazado de arrogancia. Y también sé ubicarme, sobre todo si estoy bailando con alguien, o charlando, no voy a ir a "correrte", sólo pensaba saludarte. Eso, por lo menos, es lo que las personas adultas hacen.




No hay comentarios:

Publicar un comentario