miércoles, 17 de diciembre de 2014

Nada personal

Mientras desayuno un durazno, suena en la radio, George Michel y Elton John, con "No dejes que el sol caiga sobre mí", y mientras bailo con el plato, pincho la fruta, y es como si te tuviera acá, junto a mí, por un momento. Y si bien hay un resto de sentimiento, ni la emoción es capaz de soltar una lágrima... ya estoy como vos, que ni siquiera podés llorar ese dolor.

La vida, nuevas cosas me depara, y en todas esas ya no estarás vos, ni siquiera en pensamientos. 
Mis dedos dibujan corazones en tu espalda, y como suelo somatizar todo, anoche, cuando terminé de escribir, sentí una pequeña contractura en mi cintura, ese sector donde tus manos podían hacer ese trabajo al que te dedicás, sin quererlo. Ya este dolor se me pasará, en un tiempo, el interno ya pasó, ahora queda el externo, la kinesiología me vendría bárbaro. 

Somatizamos cuando algo no podemos tramitar en el psiquismo, entonces lo volcamos al cuerpo... no te preocupes, no te estoy pasando factura, yo soy así con el amor: sensible, corporal, emocional... No es nada personal, hoy te toca a vos, mañana a otro. Hasta que llegue uno, que no me haga doler más, que me sostenga desde el alma, que me permita nadar en sus aguas como voy hacerlo en un rato en ese celeste transparente del club, amplio, inmenso, donde el sol acaricia mi piel con cada brazada.





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