martes, 9 de diciembre de 2014

Presente a pleno

Según el grado de angustia es la flor de Bach que debés usar, pero no todo es lo que dicen los libros, la experiencia es otra campana. Parecía que era un caso normal y que Agrimony era lo ideal. Sin embargo, después de mucha lágrima optar por Sweet Chesnut fue clave para terminar de moquear y descartar el pasado. 
Todo se basa en el grado de sensibilidad, así que esto me ha servido mucho.

Hasta fue posible arrancar la página dedicada para reciclar el regalo y dedicarlo a otro destino.
Hoy ya es capítulo cerrado y archivado. Buenísimo.
De todas formas, me planteo lo que haré este verano. Ya no iré más a ese lugar, primer pauta. Después pensaré en otras cosas: libro, radio y vacaciones.

Los tres amores de este año han pasado, uno en cada estación. Uno diferente del otro: el primero para curar el pasado, el segundo muy sexual, y el tercero con una conexión de otra vida sin igual.

Ayer la reunión con el grupo de meditación fue fundamental. Si bien ya venía muy fortalecida habiendo cambiado de flor, ese encuentro me renueva. En un lugar tan cálido que me siento como en mi casa, familiar, refugiada, contenida. Gente de todas las edades y ambos sexos, donde las distintas experiencias nos enriquecen y nos fortalecen. Donde nos vemos en el espejo del otro. Donde nos queremos a pesar de nuestros defectos.

Me doy cuenta, en ese aspecto, que aprendemos todo el tiempo, que mi punto débil son los hombres, y que tendré que vivir con eso hasta que aparezca el correcto. Por cierto, al atardecer cuando nos alcanzaron hasta la estación, hablábamos de eso. Alguien dice cuando menos buscás, encontrás. A lo que respondo que encontrar es lo más fácil, lo difícil es olvidar. El conductor del auto se da vuelta y me mira, luego dice: "Es cierto, lo más difícil es olvidar". 

Se sorprenden cuando digo que soy muy muy sensible, sobre todo porque no lo parezco en lo absoluto. Pero una cosa no quita la otra: la fortaleza, el sentido del humor, la transparencia, todo eso combinado con una gran sensibilidad, donde las cosas me llegan al corazón, y creo que de otra forma no podría ni escribir ni ayudar. Al conectarme con mis sentimientos puedo entender los del otro.

Por suerte, ahora empieza una etapa nueva, donde me he desprendido de toda ilusión sin sentido, y donde todo el presente y el futuro están por escribirse.




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