miércoles, 3 de diciembre de 2014

Por toda la eternidad

Entrando en meditación, en la tranquilidad de mi cuarto, trato de entender que todo esto no fue verdad. Es decir, que mi verdad, no fue la tuya, que vivimos distintas realidades psíquicas, en que proyecté lo que había en mí, y no pude ver lo que había en ti.

Nos quejamos porque no nos toca el amor, y cuando de repente, un amanecer nos sorprende, no entendemos que hay algunos desprejuiciados que pueden reír ante lo pacato, que pueden brindarse con ingenuidad y absoluta transparencia, y que la carencia de afecto de otra época puede volverte en oleadas, de manos de alguien que acabas de conocer.

No sabemos que al otro no le importa ni tu coraza, ni tus miedos, ni esa historia caducada por fecha de vencimiento "tan extra", que cualquier inspección te sancionaría por aún recordarla ahí adentro de tu pequeño cerebro y de tu corazón expuesto.

No sabemos que la magia del amor aparece sin pedir permiso, y que a veces ni siquiera toca tu puerta, porque irrumpe como un ciclón místico, y te abraza con una fuerza apasionada, que convierte en brasas todos tus hielos.

No pide permiso, porque le parece una pérdida de tiempo hacerlo. No manda cartas documento para avisarte que se presentará a la brevedad. No te da tiempo a respirar que ya te está comiendo a besos. No te da margen al error, porque da vuelta la página y empieza de vuelta... pero contigo.

Es alguien que surge de repente, como un ave fénix y que se levanta ante cada derrota de tus tontos miedos. 

Es especialista en abrir armaduras, y como si fuera una misión imposible cuenta con un equipo que nunca falla: la fé, la entrega, el amor y la paciencia.

No te fíes de nada con ella, porque cuando ama, lo hace con toda entrega. Pero si tiene que dejarte ir porque no quieres que te pertenezca, lo aceptará, porque sabe que es parte del juego, y ante todo cree en el libre albedrío y en el respeto por las decisiones ajenas.

Olvidarte ya debe dejar de ser proyecto, para ser algo más concreto, la salud lo pide. 
Debés saber que en todo siempre existió la mejor intención, quizá el ímpetu asustó, y la terquedad se excedió... pero la locura de Urano no siempre es bien interpretada por todos, menos por los estructurados N°4. 
Desde el fondo de mi corazón, te abrazo, libremente, por toda la eternidad.



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