viernes, 12 de diciembre de 2014

Óleos que brotan desde adentro

Logré dedicarme a las plantas, al menos un rato, y hacía rato que no lo hacía, hay que tener ganas o energía, y los días anteriores no fueron precisamente los más inspiradores para eso. Levanté unas macetas y encontré unas hormigas pequeñas jugando al escondite secreto.

Luego armamos el arbolito, Juli quiso el rosa acá en el living, así que el violeta fue para el consultorio. Nos dividimos los adornos, según los colores, y cada una armó el correspondiente.

Hablamos con Clari a la tarde, ella es muy intuitiva, pero hoy tomo las cosas de otra forma, más tranqui, sin acelerarme.

Después colgué unos cuadros y portarretratos, inspirada en un pintor que contaba cómo había decorado su ph. De todos modos, yo trato de hacer todo, pero hace falta la mano de un hombre... bueno... no sólo en la casa...

A la tarde sonó el celular que estaba sobre mi cama, cuando Juli fue ya se había cortado. Menos mal que no atendió porque era el caradura que encontré en el restaurant el otro día.

Toda la mañana estuve acomodando los escritos, quiero darle forma de libro, en algún momento, pero le falta un desenlace todavía... como a la vida. Me pregunto porqué todo tiene que tener un resultado, hasta un texto. Si la vida es vivirla, entregarse, apostar a los afectos, animarse a querer, a intentar estar con las personas con quien nos sentimos bien... pero yo he intentado mucho ya, y no me queda mucho combustible ni mucho resto, sobre todo para quienes te han ignorado de alguna manera, o no se atreven por cuestiones muy enrolladas o muy austeras.

Hoy ya no quiero esforzarme para que alguien me quiera, si alguien no confía en mí, qué puedo decir... que no sé pintar con otros colores más que los que llevo dentro, todos auténticos, todos puros, con múltiples gamas de tonos, que acarician la pintura de tus sueños.



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