viernes, 28 de noviembre de 2014

Tu primera salida (atreverse a preguntar, el miedo y la autoridad)

-Mamá, el sábado no va a venir nadie porque un grupo tiene que estudiar para rendir las materias y el otro va a bailar...

Me la dejó picando, y si bien hablamos del tema, no se atrevió a preguntarme si la dejaba ir. Y yo me enfrenté con la primera vez de algo tan concreto. Es que mi hija es tan dulce, tan diplomática (lo opuesto a mí, yo siempre estoy haciendo chistes y siendo muy directa, o muy "transparente" como vos decís).
Pero como siempre, durante la noche, con el sueño, el inconsciente se reordena, así que hoy cuando se hicieron las 9, la desperté.

-Juli son las 9
-Ya me levanto
-Bueno, tenés facturas para desayunar, y mañana si querés ir a bailar, andá

Me perdí de verle la cara de sorpresa o alegría, porque yo le hablaba desde la escalera, y ella duerme arriba, mi princesa, qué grande que está.

Luego, durante la mañana y el mediodía, vino varias veces a abrazarme, se notaba que ella sentía esa necesidad de afecto o de agradecimiento.

Mientras almorzábamos le dije:

-Juli cuando quieras hacer algo preguntame, no soy un mounstruo o una bruja, no soy Fiona

Me mira y sonríe en silencio.

-Sí, tesoro, porque lo que hagas conmigo ahora, es lo que vas a hacer con tu novio o tu marido en el futuro. No me tenés que tener miedo, si sabés que hablamos de todo.
-Bueno...
-Todo lo que vivas con tus padres, en este caso, madre, o si te cría una tía, o lo que sea, es así como te vas a comportar en el futuro con la gente. Porque los padres somos las figuras de autoridad, y si les tenés miedo, y no les podés decir las cosas que querés hacer, en el futuro vas a ser una dominada o sometida de tu marido, y no quiero que te pase eso.
-Está bien...
-Si vos sabés que yo te vivo haciendo chistes y hablamos de todo, mi amor, tenés que confiar en mí y decirme lo que querés hacer.
-Bueno...
-No quiero que te pase como a mí, que le preguntaba a tu abuela, y me decía "Preguntale a tu padre", y yo iba hasta la puerta de la pieza, donde él estaba acostado mirando la tele, y yo sufría un montón ese momento, hasta que me contestaba que sí, pero que no fuera todos los sábados, etc. Claro, porque él me tenía que llevar e ir a buscar, era el único padre que sacaba el auto para ocuparse de mí y de mis amigas. Así que Juli, todo lo que quieras decirme, me lo decís.
-Bueno
-Total vas con la protección de la Madre

Así que este sábado experimentaré por primera vez, el desafío de vivir lo que sentían  mis padres cuando yo me iba al boliche. Las vueltas de la vida.
Por suerte, hoy, y ya hace unos cuatro años, he aprendido a confiar en la protección de Dios, la Madre (es la Virgen, porque así le gusta que la llamen), el Ángel de la Guarda (que nos acompaña durante toda la vida), los cuatro Arcángeles (Gabriel, Miguel, Uriel y Rafael), y más allá de toda esta ayuda espiritual que aprendí a pedir con fé para protegerme de la oscuridad, tomaré todos los recaudos prácticos: dónde va, con quién, cómo llega, cómo vuelve, etc.
No hay diploma de madre, pero hay que traspirar la camiseta.





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