sábado, 29 de noviembre de 2014

Tu dolor hiere

Porqué estar con alguien que te agrede, que te ignora, que no te valora en lo más mínimo.
Que le ofrendás tu honestidad, y la rechaza.
Que cualquier palabra tuya, lo ofende.
Que tiene la capacidad de hacerte sentir tonta, por lo que has dado; tiempo, hechos, palabras.
Un ser así, no está buscando afecto, todo lo contrario. 
No se puede pasar la vida comprendiendo.

Luego de tanto silencio, tantas frases esparcidas al viento y a la nada, saqué una carta, y me asombré de la exactitud de la descripción, sólo Osho lo pudo expresar de esta manera:

"Lucha: la figura de esta carta está completamente cubierta de una armadura. Solamente son visibles su mirada airada y el blanco de sus nudillos de sus apretados puños. Si observas la armadura un poco más de cerca, puedes ver que está cubierta de botones, listos para detonar si alguien se acerca demasiado a ellos. En el fondo, en la sombra, vemos una película que pasa por la mente de este hombre: dos figuras luchando por un castillo.
Un temperamento explosivo o una furia ardiente a menudo ocultan un sentimiento profundo de dolor. Pensamos que así asustamos a la gente y la alejamos, que podemos evitar el ser heridos todavía más. En realidad sucede simplemente lo opuesto: al cubrir las heridas con una armadura estamos impidiendo que se curen. Arremeter contra otros nos impide recibir el amor y el cuidado que necesitamos. Si esta descripción parece referirse a ti, es el momento de dejar de pelear. Hay mucho amor a tu alcance: sólo tienes que dejarlo entrar. Empieza a perdonarte a ti mismo: te lo mereces" (Osho, "El juego trascendental del Zen").




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