domingo, 2 de noviembre de 2014

Cuando dejamos de creer...

Un clavo saca a otro clavo, dice mi amigo, "Hasta que aparezca lo verdadero, mientras tanto me entretengo". Buena receta, fácil decirlo, no tan sencillo hacerlo. En el camino del amor, te exponés a distintos estímulos, algunos te recuerdan algún "callo" del pasado que no sanaste, y que cada vez que te lo rozan, indirectamente, duele. Resulta que le echas la culpa a la persona de turno, y te la agarrás con ella, pero la bronca la tenés con quien te lastimó en el pasado. Entonces, el pobre inocente que venía con la mejor intención, ¡tácate! la ligó de rebote. Se ganó todos los bifes y sin haber emitido un voto siquiera. Las cosas que la gente hace por miedo a enamorarse, se pone caracúlico, feo, engorda, se atrinchera, bla, bla, bla...
Con unas florcitas de Bach podemos hacer las cosas más fáciles, sanar la herida del pasado, eliminar la bronca existencial,  y liberarte del temor, resulta así una cura más profunda que agiliza cualquier psicoterapia. Ponemos, a saber: una flor para el duelo, otra para el miedo, otra para el enojo... y vamos viendo ¿No te vas a perder de vivir por una loca maltrecha que te engañó, o por un fulano que te maltrató? No todos los hombres son iguales, ni todas las mujeres son iguales, tampoco... Date una oportunidad, un poquito de amor no le hace mal a nadie.

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