domingo, 30 de noviembre de 2014

Playa desierta

Has muerto, y contigo, 
una parte de mí también se ha ido,
como cenizas en el viento,
un atardecer de naranjas y rojos intensos
tiñe el cielo de carmín,
como la sangre que despierta mi herida,
y este pesar es tan grande
como un montón de pesados huesos,
que nadie quiere recoger,
pero que incomoda verlos.

Atrás queda tu último abrazo
ese que nos dimos
después del amor encendido,
donde no podías pensar,
sólo actuar,
y dejarte llevar 
como un tiburón a toda marcha
en el inmenso mar.

Ahora la playa está vacía,
desierta,
el viento golpea mi sentir,
y todo es más frío, 
más duro de enfrentar.
Un sonido de gaviotas me despierta
de mi hondo pesar,
allá lejos
veo el muelle,
un nuevo destino
donde empezar a caminar.

Escribo tu nombre en la arena,
esperando que las olas
lo borren suavemente,
y que similarmente
tus huellas
se borren de mí para siempre.

Me despido
con un húmedo beso,
y me transporto al más allá,
donde una vez nos conocimos,
y nos amamos en otra vida
seguramente.




No hay comentarios:

Publicar un comentario