jueves, 20 de noviembre de 2014

Cómo no engancharte en los mambos del otro

Cuando estás sereno, sabés que actuaste bien, porque tomás mejores decisiones.
Entonces te das cuenta cuando el otro está alterado, y no te enganchás. Eso sí, ponés límite, y te apartás si es necesario. Pero nada de eso negativo entra en tu campo energético, 
porque ya sabés que estar en tu eje implica darte cuenta que lo que le pasa al otro, es cuestión del otro, de sus cosas no resueltas, de sus mambos personales.

Mantener el equilibrio es muy importante, la meditación te ayuda mucho a lograr esto con el tiempo. También saber que la oscuridad tiende sus trampas a través de modos y conductas para que vos te enganches y te enojes, o te afecte de alguna manera tocando tu punto débil.
Fortalecerse en esos aspectos es un aprendizaje constante. Lo principal es que cuando algo nos duele, nos debemos preguntar cuánto del ego ha sido tocado de algún modo.

El ego es nuestro orgullo, nuestra cáscara, nuestra imagen, nuestras peores miserias, todo lo más alejado de nuestro espíritu, de nuestra esencia.
Cuando alguien dice o hace algo que nos afecta, saber que han herido nuestro ego es importante para posicionarte de otra manera. Ya que el ego siempre implica una necesidad de tener razón. Y no tenemos siempre la razón o la verdad absoluta, hay mil aspectos de una realidad, y cada uno la vive a través de cómo ha sido educado de niño, de sus creencias. Por eso, a veces las expectativas que ponemos frente a cómo debería reaccionar o actuar una persona, no sirve, ya que cada uno responde a través de sus valores y prioridades que no siempre tienen que coincidir con los propios.

No es fácil estar siempre tranquilo y en equilibrio, pero en la medida que aprendes a hacerlo, te das cuenta todo lo que ganás en salud psíquica y mental, y que lo único verdaderamente importante es actuar desde el amor, la paz y el sentido del servicio, de hacer el bien. 

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