martes, 11 de noviembre de 2014

La ansiedad perjudica al deseo

Cuando no puedes esperar las ocho horas de recarga de tu nuevo celular, tienes problemas con tu ansiedad.
Cuando no puedes controlarla y quieres todo ya, te sales de tu eje.
Entonces, no confías.
No dejas que el Universo se encargue de los detalles.
Cuando tu ansiedad te apura y te empuja, puedes caer al vacío.
Pero si en cambio, logras amansarla, acariciarla hasta sedarla, permites dar lugar al deseo. A que el otro te añore, te extrañe.
Es decir, con el dominio de la ansiedad, dejas un hueco, un pequeño vacío para que el otro te piense, te demande.
Ahora recuerdo el programa de Moya, hace muchos años, "Demanda afectiva", domingos a la noche sumergida en mi cuarto junto a la radio, con la luz tenue del velador de volados, donde nada era más importante que esas dos horas para darme cuenta que otros también estaban necesitando ser valorados. 
Jorge siempre decía una frase de Lacan, que en ese momento yo no tenía idea de quién era, muchos años después tuve que padecerlo en la Facu. Pero él siempre recitaba lo mismo: "Con oferta, he creado demanda".
Y de algún modo, al ofrecer tu corazón, sin pedir nada a cambio, con esa oferta de pureza y esperanza, el otro comienza a registrarte, te capta, te estudia, y con el tiempo comprueba, aunque no lo pueda creer, que eres auténtico.
Y al brindarte plenamente, con el transcurso de los hechos, puedes originar esa demanda. 
Cuando el otro añora lo que alguna vez le has dado, porque le permitiste conocer una muestra de lo que eres capaz, y se muere por volver a experimentarlo.

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